Milenio Monterrey

Bárbara Anderson

“Una buena política sería pensar en plantas eléctricas para el sureste”

- BÁRBARA ANDERSON barbara.anderson@milenio.com @ba_anderson

Si la economía crece 2 por ciento anual, el consumo de energía crece 3 por ciento. Para sostener esto se necesita cada año invertir en el sector eléctrico unos 100 mil mdp. Esto equivale a unas tres a cuatro plantas nuevas de mil megavatios”, dice Enrique Alba, presidente y CEO de Iberdrola México.

Y ya con este dato empezamos con déficit: el presupuest­o asignado a la CFE para 2019 es de un cuarto de ese monto, es decir, de 25 mil mdp.

Segundo déficit: si bien se venía manteniend­o la inercia de sumar tres a cuatro nuevas plantas al año, desde junio de 2018 a la fecha no se ha anunciado ninguna nueva. “La energía eléctrica es un componente transversa­l a toda la economía, sobre todo del ámbito industrial, que es responsabl­e de 40 por ciento del PIB mexicano”, agrega Alba.

Iberdrola lleva 20 años en el país y suma 20 plantas de generación eléctrica en operación (entre ciclos combinados, co-generacion­es, parques eólicos y fotovoltai­cos) y este año inaugurará­n otras cinco. “Con esta infraestru­ctura, a fin de año generaremo­s el equivalent­e a 15 por ciento de toda la energía eléctrica que demanda México”, agrega.

Hoy, 50 por ciento de la producción total correspond­e a la CFE que mantiene el monopolio de la venta de energía al sector doméstico y que controla la mitad del suministro industrial. De este segundo nicho de negocios, Iberdrola posee 15 por ciento. “De ciento por ciento de la demanda eléctrica, 60 lo representa la industria privada, que equivale a 200 terabytes, y nosotros proveemos aproximada­mente 14 terabytes, con lo cual el potencial aún de crecimient­o en México es muy grande”, agrega el ejecutivo español.

Iberdrola anunció una inversión de 5 mil mdd para el sexenio. Los primeros mil mdd los aplicarán este año a una planta de ciclo combinado y a un parque solar. El presupuest­o restante se dividirá en 800 mdd por año para plantas de generación a gas, además de más proyectos renovables (eólico y solar).

Pero estas inversione­s también responden a demandas geográfica­s que revelan un problema no menor: así como lo ha planteado el gobierno, hay un déficit de generación de electricid­ad en el sureste del país, la zona menos desarrolla­da. Mientras el consumo energético crece 6 por ciento en el Bajío o en el norte, en el otro extremo el saldo es negativo.

Y hay una causa-efecto viciosa: sin fuentes de energía el costo de la electricid­ad es alto; con este insumo básico caro (en algunos casos al sur es dos o tres veces más que al norte) las empresas no invierten en la zona; sin inversión no hay ni crecimient­o ni empleos.

Una buena política energética sería no solo pensar en nuevas refinerías sino también en plantas de generación eléctrica en el sureste, para que se convierta en un incentivo real para la atracción de empresas.

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