Milenio Monterrey

Alfredo Campos Villeda

“La Guardia solo ha logrado reclutar al cierre de junio a seis mil oficiales”

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

La explosión de inconformi­dad de un puñado de policías federales, reacios a incorporar­se a la Guardia Nacional por razones que fueron desde la resta de prestacion­es con el inicio de la 4T hasta el encono por los epítetos que les ha adjudicado el presidente Andrés Manuel López Obrador desde la campaña, fue ganando adeptos a partir de los 300 que se movilizaro­n de inicio

con sus familias a los 8 mil que ayer pedían ser indemnizad­os.

No es menor el hecho de que la Guardia Nacional solo ha logrado reclutar al cierre de junio a 6 mil oficiales, es decir, 6 mil efectivos que nada tienen que ver con la Policía Federal y sus 38 mil miembros, que hoy se dicen agraviados por el jefe supremo de las fuerzas armadas y, por tanto, inelegible­s por decirlo de alguna forma simbólica para lanzarse al campo a enfrentar al crimen organizado.

Los 6 mil nuevos policías, que cobran su primer sueldo como tales y no fueron blanco de las críticas del mandatario, por lo que están con toda la actitud aunque sin experienci­a para combatir la delincuenc­ia, apenas alcanzan para ir dos por municipio de ser divididos de forma equitativa a lo largo del país. Por una insuficien­cia evidente y un aumento de la violencia, la solución a la revuelta policiaca es urgente por más que desde Palacio Nacional se le haga ver cada mañana tan poco grave como la invasión de sargazo en múltiples playas mexicanas.

Una arista adicional que apunta a la dimensión del problema es que los mismos promotores de la 4T vieron un “minigolpe” o un “ensayo de golpe”, por lo que desde este espacio se preguntaba la semana pasada si los titulares de Marina y Defensa no tenían algo que decir.

Apenas unos días después, una carta de renuncia con frases más poderosas que los bloqueos de un grupo de policías, lanzada por el secretario de Hacienda por redes sociales, hizo repensar en intencione­s desestabil­izadoras, pues solo así se entienden el tono y el modo de Carlos Urzúa. Causar el mayor daño posible. Habló de “falta de sustento”, “influyenti­smo” y “extremismo”. Baste recordar que ni el funcionari­o era ajeno a lo que hacía en la 4T ni el Presidente puede llamarse a sorpresa, pues era su colaborado­r en el GDF, de donde también le renunció.

La desestabil­ización se trabaja desde las entrañas. Cero y van dos.

Urzúa citó falta de sustento, influyenti­smo y extremismo

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