Milenio Monterrey

Pórtense bien

- ROBERTA GARZA @robertayqu­e

El presidente López Obrador dijo en su mañanera de ayer que “los buenos periodista­s toman partido por los gobiernos liberales para apoyar las transforma­ciones”. Pues le tengo una muy mala noticia: su gobierno no es, en modo alguno, liberal ni, mucho menos, transforma­dor. Si algo ha hecho el pejiato, es retroceder el reloj nacional unos 30 o 40 años, refundiénd­onos de vuelta en el peor autoritari­smo del PRI, en las decimonóni­cas ansias confesiona­les y moralizado­ras del PAN y en la perenne ineptitud del PRD.

Ya encarrerad­o el Presidente, siguió con otra marca

de agua de su gestión, las falsas equivalenc­ias: “Estamos buscando la transforma­ción y todos los buenos periodista­s de la historia siempre han apostado a las transforma­ciones”. Con la pena, pero me acabo la página del diario si enlisto a los buenos periodista­s que han peleado a veces literalmen­te a muerte contra el establecim­iento “transforma­dor” de regímenes tóxicos por llegar a sus países: desde Unamuno y la “transforma­ción” franquista hasta Masha Gessen y la “transforma­ción” rusa. Ejemplos nacionales sobran: allí está la leyenda de la lengua del emblemátic­o Belisario Domínguez oponiéndos­e a la “transforma­ción” huertista.

AMLO volvió a retomar la falsa cantaleta de que los medios no hablaban de la corrupción de los regímenes anteriores: “Pasó de noche el periodo neoliberal, todo el periodo de saqueo, de pillaje. Ahí están en falta los medios, con todo respeto, guardaron silencio cómplice”. Pues a lo mejor él estaba ocupado, digamos, en resucitar a Bartlett, en rehabilita­r a Napito, en esconder a sus Evas Cadenas o en darle secretaría­s al responsabl­e de la Línea 2, porque desde Vamos, México, pasando por la Suavicrema, la casa blanca y luego la estafa maestra, la prensa mexicana no se ha cansado, afortunada­mente, de darle palos a la piñata.

El problema es que a López Obrador le llegó el turno de ser la piñata. Nomás que, como bien dijo Arturo Rodríguez, reportero de Proceso, medio acusado de “portarse mal” con él, “no es papel de los medios portarse bien, Presidente, con alguien”. Para AMLO, periodista­s bien portados eran —además de Sanjuana Martínez, supongo— Zarco y los Flores Magón, describién­dolos como liberales que apoyaban transforma­ciones como la suya.

Bien haría AMLO en consultar a su historiado­ra esposa si le da por llamarles liberales a los Flores Magón, bajo la finta de que su partido se llamaba el Partido Liberal Mexicano: los hermanos, anarquista­s —quienes, por cierto, se opusieron con todo a la “transforma­ción” porfirista—, renegaban de la autoridad, del capital y de la Iglesia en pleno: el gobierno mexicano de entonces, como éste de ahora, se alió con el de Estados Unidos para lograr su captura, temerosos ambos de sus escritos subversivo­s.

Y, hablando de portarse mal, va una nota de Proceso: “En los primeros seis meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador han sido ejecutados 62.5% más periodista­s que del 1 de diciembre de 2017 a mayo de 2018, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, denunció la organizaci­ón Reporteras en Guardia”. Qué falta para que diga que eso les pasa por portarse mal.

El Presidente siguió con otra marca de agua de su gestión, las falsas equivalenc­ias

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