El tiempo pasa… los políticos también
Han transcurrido casi cuatro años del sexenio de Jaime Rodríguez y 11 meses exactos de la actual Legislatura y si le preguntaran a los ciudadanos cuáles son las acciones u obras más contundentes del gobierno estatal
o las leyes más trascendentes aprobadas por el Congreso, seguramente nadie contestaría.
Y quienes respondieran, seguramente solo recordarían escándalos, exabruptos, protestas, destrozos en el Palacio de Gobierno, declaraciones bochornosas… y leyes hechas por encargo de grupos de interés político, económico o religioso.
Es el lento paso por el poder de funcionarios agotados, cansados de hacer algo que tal vez no era para ellos. La mayoría, y como ejemplo el gobernador Jaime Rodríguez, ya pasaron por todos los liderazgos y cargos públicos posibles: líder campesino, líder partidista, diputado local, diputado federal, alcalde (todos gracias al PRI) y ahora gobernador independiente.
La gente no tiene recuerdos de acciones u obras importantes del Bronco, aunque sí de sus dichos rancheros o el nombre de su caballo.
Y en el actual sexenio no hay una obra importante terminada, un proyecto grande en ejecución, ni siquiera la presa Libertad o el tren ligero. De la Línea 3 del Metro mejor ni hablamos.
En el caso de los diputados, los pocos que tienen oficio político están en las fracciones de mayor peso, la del PRI y la del PAN, pero les gustan las posiciones cómodas, esperar en la barda a que se aproxime el fin del mandato de Jaime Rodríguez para lanzarse a recuperar la gubernatura.
No les interesa legislar, les interesa la grilla, el pirateo de diputados de los partidos más pequeños, el golpeteo político, los acuerdos en el Palacio de Gobierno, la aprobación de presupuestos a cambio de favores para sus partidos.
Gobernador y diputados seguirán dos años más viviendo del presupuesto, pero sin convencer a nadie, porque no dejarán nada, salvo más deuda pública. Se llevarán, eso sí, seis años perdidos por un gobierno paralizado, tres de una legislatura convenenciera y quién sabe qué más les quepa… en la conciencia.