La peregrinación de los títulos
Al fin los diputados los defienden.
Hace mucho tiempo que publiqué, en dos ocasiones, la injusticia que se daba en el registro de los títulos profesionales, dada la cantidad exagerada y el largo tiempo que
se estaba exigiendo a quienes por derecho propio terminaron su carrera y necesitaban la aprobación de la Dirección General de Profesiones. Esto lo hice basado en mi experiencia, pues cuando fui subsecretario de Educación Superior, esa dirección estaba bajo mi cargo y yo la descentralicé y la abaraté. Después un burócrata oficioso la volvió a centralizar y a encarecer.
Con base en lo anterior me dio mucho gusto que al fin se haya presentado en el Congreso del Estado una iniciativa para hacer aplicable una ley que ya había sido aprobada, la que reduce significativamente el costo de esos trámites, que en muchas partes del mundo son gratuitos, porque certifican sin cobrar los estudios completos; pero en nuestra nación se acostumbraba un peregrinar largo, tardío y costoso para los jóvenes que egresan de las universidades. Esto es más contrastante en las públicas, pero también las privadas están dentro del proceso de esta injusticia burocrática.
Es necesario, con base en todo lo anterior y a las leyes previas, que la iniciativa que ya se está enviando al Congreso del Estado se apruebe y se difunda, y también que se gestione ante la federación, bajo la nueva tesis de AMLO, que dice defender a los pobres, que se defienda a los egresados de las universidades de tanto cobro; sobre todo a los de las públicas que, aparte de que tienen un enorme desempleo profesional, y que para ejercer deben tener un título que ampare sus estudios, tienen que pagar emolumentos exagerados. Esto se agrava en las especialidades, colegios, asociaciones, etcétera.
Ojalá que todo lo aquí descrito mueva las almas, pues yo soy testigo de que muchos jóvenes no tienen dinero para pagar y que están sin empleo, manejando taxis o en trabajos para los que no estudiaron. Felicito al Congreso local por su preocupación.
Descartes: Pienso, luego existo… Los títulos son obligación del Estado y universidades, y no una dádiva o un producto de mercado financiero.