Milenio Monterrey

Piedra rodante: la génesis

El anónimo autor recuerda que el nacimiento del rocanrol coincide con la explosión de la industria automotriz estadunide­nse en los años 50 y 60 y la disponibil­idad de vehículos pensados para la inquieta juventud de esa época en ebullición

- @acvilleda ALFREDO CAMPOS VILLEDA

EMerriam-Webster, l diccionari­o de cabecera de lengua inglesa del fusilero, el

ha subido a su cuenta de Twitter un exquisito texto sobre la expresión “piedra rodante” con ecos de Erasmo de Rotterdam, un grabado de William Blake, la rasposa voz de Bob Dylan, dos cabezales de revista y la vida interminab­le de la banda más famosa del rock. Bueno, solo falta incluir a Álex Lora con aquello de que “las piedras rodando se encuentran”.

El anónimo autor recuerda que el nacimiento del rocanrol coincide con la explosión de la industria automotriz estadunide­nse en los años 50 y 60 y la disponibil­idad de vehículos pensados para la inquieta juventud de esa época en ebullición, en la que los viajes y la aventura van de la mano también en términos de expresione­s culturales como las rolas de Chuck Berry, los poemas de Allen Ginsberg y las novelas de Jack Kerouac.

En esa dinámica es como se expande el término “piedra rodante”, escuchado al maestro del blues Muddy Waters en un sencillo homónimo de 1950, pero retomado 12 años después por el desafortun­ado músico británico Brian Jones, a quien contratist­as de un club apremian a poner un nombre para su nueva banda. La llamó The Rolling Stones. Tres años más tarde, el hoy no menos legendario Dylan da a conocer la célebre pieza que cautiva hasta a la reina de Inglaterra.

Sin embargo, la historia va más atrás, mucho más atrás, hasta hace unos dos mil años, en que la frase figura ya entre los proverbios de la época clásica que medio siglo después reúne Erasmo, en 1508, con una entrada griega que dice “una piedra rodante no recoge algas”, mientras que de la parte latina el texto indica que “una piedra rodante no está cubierta de musgo”. Si bien en su origen la expresión parece referirse a alguien que elude su responsabi­lidad social y a un vagabundo a secas, a partir del siglo XX toma una dimensión de libertad, de pasión por los viajes y cultivo de la aventura.

En 1546 el dramaturgo inglés John Heywood recupera la expresión con el apunte de que no recoger musgo significa ser socialment­e irresponsa­ble, no precisamen­te un grito de libertad, mientras que un diccionari­o inglés-francés publicado en 1611 define al “rodeur” como un vagabundo, un caminante callejero, una piedra rodante que va de aquí para allá deshonrand­o al país. Ya para 1821, Blake ilustra el proverbio con un joven que lanza una piedra rodante sobre una franja de tierra.

Cuenta nuestro anónimo autor del Merriam-Webster que el cajero de banco William Porter funda en 1894 en Austin, Texas, la revista de humor The Rolling Stone, que apenas dura un año, porque el tipo sale malversado­r de fondos y debe huir a Honduras para evitar su encarcelam­iento. Pero la semilla ya estaba plantada y con el amanecer de la sicodelia, con el mundo beatnik, Jann Wenner publica en 1967 el primer número de la revista más famosa de la historia del rock, bautizada en honor a Waters, a la banda de Mick Jagger y a la rola de Dylan.

La piedra sigue rodando…

La historia va a 1508, cuando el término ya figura en los proverbios de la época clásica

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