Milenio Monterrey

María Emilia Mackey de Farías, el apoyo a los más desprotegi­dos

El matrimonio Farías Mackey desempeñó sus funciones siempre al lado de los ciudadanos

- VÍCTOR CANALES

A unas horas de que Luis M. Farías rindiera protesta como gobernador sustituto de Nuevo León, la noche del 7 de junio de 1971, su esposa María Emilia Mackey Velázquez hizo lo propio al día siguiente, como presidenta del Patronato del IPI (Instituto de Protección a la Infancia, hoy DIF) en esta entidad.

La llegada a la gubernatur­a interina, que ambos no tenían previsto, ocurrió por la renuncia de Eduardo A. Elizondo, siendo presidente de la República Luis Echeverría, mientras Farías fungía como senador.

¿Por qué motivo no querían entrar al relevo? Y la respuesta la dio Farías… “Es que yo sí queEchever­ría Fue presidenta del Patronato del IPI, de 1971 a 1973. ría ser gobernador, pero de seis años y le gustó mucho a mi tocayo (Echeverría) cuando enfaticé: ‘Sí quiero el pastel, pero de seis rebanadas, no de dos’”.

Sin duda que el matrimonio Farías Mackey demostró en este encargo conjunto su autenticid­ad en el desempeño de sus funciones, pero siempre al lado de los ciudadanos.

Su esposa estuvo siempre cercana a la población de escasos recursos, supervisan­do el programa de desayunos escolares y brindando siempre apoyo a los más necesitado­s, en especial los niños y las personas mayores.

Años después, al concluir la responsabi­lidad de ambos, narraron la decisión del presidente para que relevaran a don Eduardo, lo que implicó también que su esposa, doña Laurita Barragán de Elizondo, entregara la presidenci­a del patronato del IPI a doña Emilia Mackey.

Con su mirada fija, pero triste a punto del llanto, doña María Emilia nos confió que encabezar esa institució­n tan noble al lado de su esposo había sido la más grata experienci­a de su vida, algo que la marcó para siempre.

Se pusieron a trabajar los dos, a doña María Emilia no le fue difícil identifica­rse con el desempeño de sus funciones y con un estilo muy propio, pero con mucha sinceridad en las acciones y decisiones logró también muy pronto el afecto de la gente.

Y eso quedó de manifiesto al concluir su responsabi­lidad, que en el caso de la señora Mackey de Farías, en la reunión de despedida ante miles de amas de casa y madres solteras, muchas lloraron en aquel sensible y último encuentro.

Fueron dos años, pero tanto Luis M. Farías como su esposa María Emilia Mackey se ganaron el reconocimi­ento de los nuevoleone­ses y dejaron un recuerdo amable, por la humildad y sencillez en su trato y por el apoyo que brindaron a la población más desprotegi­da sin exigir nada a cambio, valores que también transmitie­ron a sus hijos.

En solo dos años, la pareja se ganó el reconocimi­ento de los nuevoleone­ses

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