El que no hace política, sí la hace
Me refiero a declaraciones del ITESM
El Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey es una institución admirable, de gran prestigio nacional e internacional, por su capacidad para formar
profesionistas. Recientemente le han agregado lo que le faltaba, la investigación científica, y también su participación en las ciencias humanísticas y sociales, que son elementales para la formación integral.
Sin embargo, dadas las actuales circunstancias de comentarios periodísticos y programas de liderazgo presentados por ese instituto, se le ha ligado con una precampaña para la muy distante sucesión presidencial en donde, según dicen, el empresariado quiere tomar el poder; como si no lo hubieran tenido ya durante muchos años.
Por supuesto que en esta época de la intercomunicación y redes sociales, no creo todo lo que leo, pero dado el boletín que publicó el ITESM, diciendo que son apolíticos y apartidistas, quiero comentar que a lo largo del tiempo he aprendido que los que se dicen apolíticos, también hacen política, bajo la definición griega de que “polis” implica servir y preocuparse por la comunidad, y el Tec sirve al país.
Agrego a lo anterior el tema psicosocial que señala que la peor agresión interhumana es la indiferencia o la pasividad entre personas o sociedades; por eso la abstención electoral es una agresión social, y la contradicción, aunque parezca lo contrario, tiene una dosis de atención y energía, que es más útil que la oscuridad del silencio.
En síntesis, yo creo que el Tec y los empresarios tienen todo el derecho a hacer política y no tienen que hacerlo en la clandestinidad, como antes, sino en la transparencia, recordando que no deben hacerlo en representación institucional, sino con la carga ideológica o la opinión personal. Pero al final todo será política, conservando la definición original y no solo la búsqueda de la enfermedad del poder por el poder mismo. Es decir, el yo no debe sobreponerse al nosotros; así todos contentos y el saber debe ser axiológicamente superior al poder político convencional del gobierno.
DESCARTES: Pienso, luego existo… Lo apolítico no existe, sería una tristeza social.