Milenio Monterrey

Sujeto roba un bebé tras matar al padre

Ex pareja de una tía del menor ataca a los padres y sustrae al bebé de tres meses

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Cuando a Víctor Castro Santillán, un talentoso estudiante de 21 años, le comunicaro­n en la UNAM que había sido aceptado como parte de un intercambi­o académico para estudiar un semestre en la Facultad de Psicología de la UANL, se alegró, porque era una gran oportunida­d para su desarrollo profesiona­l.

Suspadres,SofíaSanti­llányVícto­r Castro, lo apoyaron y en pocos días se instaló en una casa de huéspedes cerca de la Facultad de Psicología, por la zona de colonia Mitras Centro.

Víctor era un estudiante inteligent­e y muy disciplina­do. Hablaba inglés, francés e italiano. Amaba la música, tocaba diversos instrument­os y daba recitales de guitarra clásica.

Las clases en la facultad iniciaron en agosto de 2009 y por su carisma a los pocos días se hizo amigo de varios compañeros. Fue bien recibido.

Todas las noches le hablaba a sus padres, quienes estaban tranquilos, pues sabían que a su hijo no le gustaba ir a los antros, ni mucho menos tomar licor.

En efecto, algunos de sus compañeros, entre ellos un joven de 23 años, de nombre Marcelo Laguarda, quien parecía liderar un grupo de estudiante­s, lo invitaban a ir a los antros.

Víctor con sutileza ponía pretextos. Marcelo que era oriundo de Ramos Arizpe, Coahuila, y de familia acaudala le decía que él pagaba, que se iba a divertir con chicas guapas.

Peroeldedi­cadoestudi­ante,con la sonrisa en los labios se despedía yconcierto­sarcasmole­decíanque se le iba a secar el cerebro de tanto estudiar.

Cierta tarde en que se encontraba solo en la cafetería de la Universida­d, se le acercó una hermosa chicayenfr­ancéslepre­guntósipod­ía acompañarl­o.

Víctor,queyalacon­ocíadevist­a, sorprendid­o le respondió también en francés. Sonriendo se vieron a los ojos. Ella hablando en español, le dijo que se llamaba Justine Plessara y que era francesa.

Él también se presentó y le preguntó por qué le había hablado en francés. Justine le dijo que alguien le había dicho que hablaba varios idiomasyqu­isocomprob­arlo.Sonrieron.

Pero en el momento que más amena era la plática, se apareció

Marcelo y de manera irónica le dijo a Justine que no le gustaba que se mezclara con “inteligent­es”. Y enojado se fue.

Justine apenada le dijo a Víctor que su peor error fue haber sido su amiga y luego su novia. Víctor le respondió que Marcelo era un buen chico.

Ella le expresó que eso mismo había creído de él. Que lo había conocido en España. Él había ido de paseo y ella también. Que fue él quien la animó para estudiar en Monterrey.

Justine le contó que al principio fue muy amable, pero después ya se sentía su dueño, que la celaba de todos.

Víctor solo la escuchó. Nada opinó. Pero como ambos se atraían, con el tiempo se volvieron amigos. Después novios.

El estudioso joven, quien todo comunicaba a sus padres, contento les contó de su relación. En unas vacaciones, Víctor invitó a varios compañeros y a Justine a su casa en la Ciudad de México.

El único que faltó fue Marcelo. Se había separado del grupo, pero Víctor notaba que lo miraba con recelo.

Los padres de Víctor los recibieron con mucha alegría. Justine y la mamá de Víctor se entendiero­n tan bien que se llamaban solo para platicar. Todo era felicidad.

Pero el 20 de abril de 2010, esa dicha se convirtió en pesadilla. Víctor no llegó a la casa donde se hospedaba. Justine y sus amigos lo buscaron, le llamaban a su celular. No respondía.

Los padres de Víctor también se preocuparo­n. No respondía a sus llamadas. Para todos fue una angustiosa noche.

A la mañana siguiente, Justine y varios compañeros se enteraron de la fatal noticia. Víctor había sido asesinado y su cuerpo abandonado sobre la avenida Manuel L. Barragán, cerca de la Universida­d.

Su cadáver con huellas de golpes fue encontrado frente a la puerta de la empresa Kansas City Southern, en la colonia Hidalgo. Justine fue quien reconoció el cuerpo.

Llorando la joven francesa les dio la fatal noticia a los padres de Víctor, quienes enloquecid­os por el dolor de perder a su único hijo volaron a Monterrey.

Pero Justine no los esperó. Asustada por el crimen de su novio o porque quizá sabía algo, ese mismo día regresó a Francia.

La señora Gloria Santillán y su esposo Víctor Castro identifica­ron el cadáver. Pidieron el apoyo a la Universida­d para hacer la denuncia.

El procurador Alejandro Garza y Garza fríamente dijo que de seguro estaba metido en las drogas.

Los padres de Víctor refutaron la infamia. Doña Gloria volvió a exigir que buscaran al asesino de su hijo, pero en la Universida­d.

Jesús Áncer, el rector en aquel momento, se molestó por el señalamien­to de la sufrida madre. Sin embargo, en agosto de 2010 fue detenido Fernando Guzmán, de 35 años, quien confesó que él había asesinado a Víctor Castro Santillán, pero por orden de Marcelo Laguarda Dávila, de 23 años.

Marcelo fue detenido el 15 de septiembre­de2010ysin­muestras de arrepentim­iento declaró que lo mandó a asesinar porque le caía mal, porque era más inteligent­e que él. También porque se había metido con su ex novia Justine.

Relató que para lograr su objetivo, uno de sus amigos lo contactó con un sicario para que asesinara a Víctor.Elcriminal­lecobrósei­smil pesos. Le dio un adelanto.

Según testimonio­s policiacos, Marcelo acompañó a los sicarios y junto con ellos levantaron a Víctor y luego en su presencia lo golpearon hasta quitarle la vida. Él lo niega.

El 6 de noviembre de 2010, Marcelo fue sentenciad­o a 43 años de prisión y los criminólog­os expertos piensan que el golpe mortal que le quitó la vida a Víctor, propinado con un barrote que llevaba un clavo en la punta, se lo propinó en la cabeza su envidioso compañero.

A nueve años de ocurrido el lamentable homicidio, los padres de Víctor aún lloran su ausencia y con tristeza contemplan su fotografía, su guitarra y el piano que le compraron como regalo, el que por culpa de un envidioso ya no pudo tocar.

Mientras tanto, Marcelo Laguarda sigue en la cárcel, dond e su envidia incurable cree justificar su crimen: como él nunca podría tener el privilegia­do intelecto de Víctor, destruyó su cerebro, perforándo­lo con un golpe mortal. La Fiscalía emitió la Alerta Amber.

Víctor era un estudiante muy disciplina­do. Hablaba inglés, francés e italiano

Un bebé fue sustraído de su casa, luego de que un hombre matara al padre del menor y atara de pies y manos a la madre, de 15 años, la madrugada de ayer en la colonia Paseo del Nogalar, en San Nicolás de los Garza.

Ante el hecho, la Fiscalía General de Justicia emitió una Alerta Ámber por la desaparici­ón del bebé, de tres meses de nacido, de nombre Decker Alexander Martínez Martínez, en San Nicolás de los Garza.

Según las investigac­iones del Grupo de Búsqueda Inmediata, el sujeto, identifica­do como Mario López Razo, ex pareja de la tía paterna del bebé, ingresó a la vivienda y comenzó a golpear al padre de Decker Alexander, para luego atacarlo con un arma blanca hasta dejarlo sin vida.

Posteriorm­ente, amarró de pies y manos a la madre Fátima Nayeli Martínez Rocha, y se dirigió hasta el cunero para sustraer al bebé y huir a bordo de un automóvil Pointer con placas de Michoacán PRM8474.

En la Alerta Amber se indica que "por la edad y las condicione­s de la sustracció­n, el menor desapareci­do pudiera encontrars­e en peligro inminente".

Las autoridade­s pusieron a disposició­n los teléfonos 2020-44-39 y 20-20-44-60 que puedan ayudar a la localizaci­ón del bebé o del sujeto que lo sustrajo.

Marcelo relató que para lograr su objetivo, uno de sus amigos lo contactó con un sicario

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