Aporofobia: rechazo al pobre
¿Se rechaza al inmigrante o al pobre?
Hace un par de años la filósofa española Adela Cortina estudió el tema de la inmigración y en su texto original comparó la migración europea con aquella que emigra a los Estados Unidos, de parte de México. Ella logró
que el diccionario de la Real Academia Española incluyera la palabra aporofobia, porque su tesis básica es que no se rechaza al inmigrante, sino al pobre.
Como ejemplo señala que en España se acepta con gusto y se festina en todos los periódicos que hay 80 millones de turistas al año y, sin embargo, se ponen serios obstáculos para aquellos que vienen de países islámicos no porque sean de esa religión, sino porque son pobres.
Igual situación sucede en nuestro país, porque presumimos nuestro prestigio turístico y aceptamos a todos los residentes de otros países que vienen a vivir a México, siempre que tengan dinero. Pero ahora, siguiendo la pauta que Trump nos pone a nosotros, no por mexicanos, sino por pobres, también ponemos serios obstáculos a la migración de Centroamérica, y en USA sí reciben a los millonarios empresarios de cualesquier parte, pero con dinero.
Lo importante de esta temática no es el tema práctico, sino el concepto filosófico, que dice que así como en Estados Unidos y en otros países hay un movimiento en favor del blanco, generándose una discriminación racial y antes había un movimiento en favor del hombre contra la mujer, generándose la discriminación por género; ahora el movimiento social es un rechazo y una discriminación al pobre.
Esto también afecta a México, pues querámoslo o no, recibimos con gusto, igual que en Estados Unidos, a los ricos centroamericanos; pero al igual que en USA se ha creado una cultura de discriminación contra el pobre, y para que eso se entienda bien, a esta actitud se le puso un nombre derivado del griego: aporofobia, con el fin de que la palabra nos haga meditar en el concepto.
Aunque no queramos reconocerlo, los mexicanos también tenemos discriminación interna y lo tuvimos contra el color de la piel que caracteriza nuestra etnia indígena; también contra la mujer, que sigue luchando por la equidad de género. Pero sigue presente la aporofobia, o sea la discriminación contra el pobre, al que vemos con malos ojos y de inmediato desconfiamos de él.
Descartes: Pienso, luego existo… Qué triste que el dinero, fuente de todos los males, sea admirado, y que los pobres sean rechazados en nuestro país.