Los Pinos. Muestra de ropa regional reconoce el ingenio de los indígenas
“Lo que verán en Hilos que danzan son bienes que se generan en las distintas comunidades de México”, dijo Alejandra Frausto
Allí están los tradicionales huipiles del Istmo, pero también los bordados de Tenango de Doria o de Santa María Tlahuitoltepec Mixe; incluso rebozos de Tlaxcala o sarapes de Saltillo.
En la Galería Histórica del Complejo Cultural Los Pinos hay un reflejo de lo que construye a una parte de la identidad mexicana y que las comunidades muestran de manera cotidiana, con tal impacto que hasta diseñadores internacionales están mirando hacia nuestros pueblos.
En gran parte, por ello son de los más copiados, pirateados literalmente, no solo en México, sino en otras partes del mundo. Como una forma de reconocer la importancia de la creatividad de los pueblos indígenas, reflejada en los diseños y el proceso que acompaña a su vestimenta tradicional, se inauguró en la expoventa Hilos que danzan. Por los saberes colectivos, que se presenta hasta el domingo. “Estamos celebrando momentos históricos, momentos en que
el arte popular retoma su fuerza, su protagonismo en el campo de la cultura y del arte, porque lo que aquí se crea y lo que aquí verán son bienes culturales que se generan en las distintas comunidades de México: esta diversidad cultural es la que nos hace más ricos como país, lo que nos hace hablar con el mundo de frente”, reconoció Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura del Gobierno de México.
Acompañada de la titular de Economía a nivel federal, Graciela Márquez, la funcionaria recordó que los mercados internacionales y la alta moda han demostrado interés en estas creaciones, de ahí la importancia de abrir un espacio para que sean las creadoras, las propias diseñadoras tradicionales de todo un bien cultural quienes cuenten todo lo que conlleva una prenda
La exposición, agregó, permite acercarse a “todas las historias: el tiempo, las emociones, las ilusiones; cómo, a través de urdir un hilo o de hacer un tinte natural, están conservando la cultura y están tejiendo a este país”.
“Hoy estamos festejando que las creadoras y los creadores tradicionales de aquellas comunidades que han sido principalmente objeto de apropiación cultural estén aquí presentes: el Istmo o Tlahuitoltepec, en Oaxaca, Tenango de Doria en Hidalgo, los tejidos de lana de Saltillo, Coahuila. Espacios que se abren para nunca más cerrarse al arte popular, al valor que tiene esta manifestación cultural”, destacó Alejandra Frausto, quien se dijo convencida de la necesidad de lograr que tanto los creadores como aquellos que admiran esa vestimenta tradicional valoren un trabajo transmitido durante años.
Rescate de una mirada
Entre las participantes hay quienes se han dedicado por décadas a esa creación artesanal, responden a una tradición transmitida de generación en generación, siendo uno de los objetivos el despertar conciencia en el público en general sobre la necesidad de aceptar a esas prendas como resultado de procesos creativos y tradicionales, a quienes se les debe pagar lo justo.
Provenientes de Hidalgo, Oaxaca, Tlaxcala, Puebla, Coahuila o Guerrero, estos Hilos que danzan se convirtieron en una especie de punto de partida para animar la reflexión sobre los derechos colectivos de los pueblos, en especial para integrarlos a un mercado que los reconozcan como creadores de bienes culturales, en palabras de Graciela Márquez Colín, secretaria de Economía del gobierno federal.
“Queremos hacer una apuesta muy fuerte aquí, para que sus manos y sus obras tengan un trato justo; solamente cuando convertimos a los artesanos en emprendedores es que podemos tener ese trato justo, donde pueden saber valorizar su trabajo frente a otros y saber que el valor que ellos le dan tiene debe tener un respeto en el mercado. No se trata de arrojar a los creadores al mercado, sino tratar de entrenarlos para que conozcan esas reglas del mercado”.
La importancia de la creatividad de los indígenas se refleja en la muestra