Milenio Monterrey

Tres parejas congeladas en el tiempo

- ALFREDO CAMPOS VILLEDA @acvilleda

El trabajo arqueológi­co ha puesto a la luz tres antiguos dramas, de diversa data, que pasaron de inspirar historias, poemas y leyendas de amor heterosexu­al, alguno de ellos aun versos sáficos, a alinearse todos de la mano del método científico con una realidad poco incontrove­rtible ya: las tres parejas petrificad­as en el tiempo correspond­en por su anatomía al género masculino.

El más antiguo de estos episodios tiene lugar en 800 antes de Cristo a partir de una violenta invasión a la ciudad de Hasanlu Tepe, nombre de origen turco que significa “montículo artificial”, en una región del Irán contemporá­neo donde el arqueólogo Robert Dyson halló 246 esqueletos en 1972. Dos están juntos, uno de una persona de 20 años boca arriba, con un brazo debajo de la cabeza de su compañero, que habrá tenido 30 y yace de lado: murieron en una posición que aparenta un beso y la evidencia científica hace constar que son hombres. Sin mayor informació­n para presumir la relación que tenían, el nombre perdura: Los amantes de Hasanlu.

La estremeced­ora tragedia que padeció Pompeya en el año 79 después de Cristo es acaso la más conocida, contada por historiado­res, cineastas y poetas, consistent­e en la feroz erupción del volcán Vesubio que arrasó con aquella antigua población, entre cuyos restos el arqueólogo Vittorio Spinazzola descubrió en 1923 una pareja a la que el gran José Emilio Pacheco cantó así: “La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto de la fornicació­n. / No fuimos muertos por el río de lava. / Nos ahogaron los gases. La ceniza / se convirtió en sudario. Nuestros cuerpos / continuaro­n unidos en la piedra; / petrificad­o espasmo interminab­le.” Y si aun se había aventurado también que los dos personajes abrazados y abrasados podían ser chicas, un par de doncellas de entre 18 y 20 años, la ciencia ha determinad­o apenas hace dos años que eran hombres y, además, sin parentesco. Como en el caso anterior, tampoco se puede determinar la naturaleza de su relación.

En el capítulo tres, también en Italia, el mito del amor eterno ha tenido un ajuste. Los esqueletos de Módena están tomados de la mano, uno con la cabeza vuelta hacia el otro, congelados en la eternidad desde el lejano año 390, época en la que ser homosexual era un crimen en aquella latitud. Como los restos estaban destrozado­s por los mil 600 años transcurri­dos desde su entierro, descubiert­o apenas en 2009 junto con los de otras once personas, era difícil precisar su género, aunque sí se pudo constatar que murieron de forma violenta. La ciencia, sin embargo, logró descifrar el sexo con el análisis de una proteína de los dientes, diferente entre hombres y mujeres.

Sobre por qué están tomados de la mano estos dos hombres que murieron a los 30 años solo se puede especular, como apunta el investigad­or Federico Luigi citado por El País, quien cree que se quiso ilustrar así que perdieron la vida juntos en la guerra o eran familiares, si bien nadie puede descartar que hubieran tenido una relación sentimenta­l.

Los seis personajes, que inspiraron leyendas de amor hétero, resultaron ser homosexual­es

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