Música. Reconoce México al cantante Óscar de la Torre
Fue distinguido en Múnich por su interpretación número cien de Carmina Burana
Como resultado de haber llegado a su interpretación número 100 de Carmina Burana la inmortal obra de Carl Orff, en la Residencia de Múnich, el tenor Óscar de la Torre fue reconocido por el Consulado de México en Fráncfort del Meno como Líder Mexicano en Alemania 2019.
El reconocimiento cuenta con el aval de la Fundación Carl Orff, encargada de la preservación y difusión del legado del compositor germano. La función tuvo lugar en días pasados en la Residencia de Múnich, que fuera el palacio real de los reyes de Baviera.
En entrevista telefónica, el tenor radicado en Múnich dice que su relación con la obra que interpretó por primera vez como tenor solista en el Palacio de Bellas Artes ha sido intensa. “Como que fue amor a primera vista con Carmina Burana, incluso desde que la escuché cuando cantaba en el coro de tenores. La obra me emociona porque es muy enigmática, tiene una fuerza y una energía muy especiales”.
Dice que cuando audicionó para cantarla, fue elegido de inmediato. “Era como un traje a la medida, que sabes que te queda perfecto. Así que desde la primera vez supe que Carmina Burana era mía”.
Sobre cómo ha cambiado su interpretación, De la Torre asegura que es como en las relaciones de pareja: el amor va mudando, transformándose. Cada vez que voy a cantar Carmina Burana, aunque ya lo he hecho tantas veces, siento una emoción muy grande, pero también nervios, pues cada función es diferente”.
El cantante comenta que puede estar resfriado, de mal humor, con la energía muy alta o deprimido, pero que canta. “Yo la he cantado con toda la gama de emociones, enfermo, sano y en situaciones muy diversas, y se ha convertido prácticamente en mi caballito de batalla”.
Después de más de cien funciones, el tenor declara: “Sé cómo se prepara cada frase, dónde tiene más riesgo la voz, dónde tengo que respirar y dónde tengo que conectarla de diferente forma, lo que me permite hacer los ataques sin sobresaltos. Es como cuando conoces el rumbo donde vives: sabes donde hay un bache, un tope, está oscuro. Finalmente llegas a tu destino.