Milenio Monterrey

¿Podemos prevenir los desastres climáticos?

Hay evidencias que muestran que el calentamie­nto global inducido por las actividade­s antropogén­icas está aumentando la periodicid­ad e intensidad de éstos

- GABRIELA NARCIZO DE LIMA El Colegio de la Frontera Norte, sede Piedras Negras

Alo largo de la historia se han registrado numerosas catástrofe­s asociadas a fenómenos meteorológ­icos y climáticos extremos, pero en la actualidad, cada vez que nos enteramos de la ocurrencia de un desastre de este tipo, nos preguntamo­s si son consecuenc­ias o no del cambio climático global y porqué se han vuelto más frecuentes.

Los eventos extremos se definen tradiciona­lmente como fenómenos inusuales (el diez por ciento más inusual) dentro del historial climático de una región de terminada, pero hay evidencias que muestran que el calentamie­nto global inducido por las actividade­s antropogén­icas está aumentando la periodicid­ad e intensidad de estos eventos. Como ejemplos podemos citar algunos de los fenómenos que se han registrado en México entre octubre de 2020 y marzo de 2021.

Empecemos por las fuertes inundacion­es que se iniciaron en el mes de octubre de 2020 y que afectaron a la región sureste de México, generando por lo menos 28 muertes y miles de damnificad­os en toda la zona. Las primeras grandes inundacion­es se reportaron en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo a principios de octubre, debido a la inusual ocurrencia de tres ciclones casi consecutiv­os, la tormenta tropical Gamma y los huracanes Delta y Zeta; pero las inundacion­es más severas se registraro­n en el mes de noviembre, afectan do los estados de Tabasco, Chiap as y Vera cruz, debido ala interacció­n de la tormenta tropical Eta y del frente frío número 11, que provocaron lluvias torrencial­es y el desbordami­ento de diez ríos, entre ellos el río Usumacinta y el río Grijalva.

Como segundo ejemplo, en febrero de 2021, la décima tormenta invernal y el frente frío número 36 generaron una fuerte caída en las temperatur­as de 20 estados mexicanos, afectando especialme­nte Sonora, Chihuahua,

Coahuila y Nuevo León, donde se registró caída de nieve y aguanieve en diversas ciudades. Estos eventos ocasionaro­n afectacion­es a miles de hogares mexicanos yes t ad unid en s es, debido, principalm­ente, ala falta de agua por el congelamie­nto de las tuberías y los cortes en la energía eléctrica.

Por último podemos citar las recientes sequías que azotan el país y que propician el aumento de la ocurrencia de incendios forestales (que en la mayoría de los casos son iniciados por actividade­s humanas) en diversas partes de México. Según el último reporte de la Comisión Nacional Forestal, tan solo este año ya se han reportado más de mil incendios forestales en 26 estados del país, siendo 22 de ellos registrado­s el pasado sábado 13 de marzo. El episodio más reciente ocurre en estos momentos en las proximidad­es de la Sierra de Arteaga, entre los estados de Coahuila y Nuevo León, afectando más de 7 mil hectáreas de bosques y aproximada­mente 400 personas de comunidade­s aledañas, que tuvieron que ser desalojada­s y llevadas a refugios temporales. El incendio también ha activado una alerta ambiental por la caída de cenizas en la zona metropolit­ana de Monterrey yes considerad­o uno de los peores de los últimos años en el noreste del país. Según el Servicio Meteorológ­ico Nacional, al día de hoy aproximada­mente 80% del territorio nacional sufre algún grado de sequía, situación que no es tan rara si consideram­os la época del año en que estamos, pero que se ha visto agravada entre 2020 y 2021 por la presencia del fenómeno meteorológ­ico La Niña. Según pronóstico s recientes, se espera que esta situación permanezca inalterada por lo menos hasta el mes de abril.

Es necesario aclarar que estos eventos no representa­n por sí solos un riesgo, sino que pasan a serlo delante de sistemas sociales, económicos y naturales vulnerable­s a ellos. Las afectacion­es generadas como resultado de la ocurrencia de estos fenómenos se agravan aún más en consecuenc­ia de la dependenci­a energética del país( especialme­nte del gas naturalpro­veniente de E U ), de la pobreza que se observa en diversos sectores de la población mexicana y de la degradació­n ambiental que aqueja gran parte de la República, incluyendo algunas áreas naturales protegidas.

Tradiciona­lmente, en México las respuestas a estos eventos se han dado de manera tardía, atendiéndo­se la emergencia y no actuando en su prevención, no obstante, se deben elaborar propuestas que busquen fortalecer la capacidad de adaptación y preparació­n de la sociedad hacia su entorno, lo que implica el conocimien­to del riesgo y un mejor uso de los recursos económicos. Necesitamo­s comprender que los riesgos son una construcci­ón social y como tal pueden prevenirse o disminuirs­e a partir de un cambio de paradigma, en el cual salgamos del enfoque centrado en el desastre y pasemos a un enfoque centrado en la atención a sus principale­s causas.

En México las respuestas a estos eventos se han dado de manera tardía, atendiéndo­se la emergencia y no actuando en su prevención

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico