Milenio Monterrey

¿Alcanzar la igualdad? Pues, todos pobres y ya

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

No quiero ser rico como tú, sino que tú seas pobre como yo. Esta sentencia expresa como ninguna otra el verdadero propósito de los apóstoles de la izquierda. No lo expresan ellos tan directamen­te ni lo admiten de manera abierta pero sus designios van en esa dirección: los machacones denuestos que dedican a “los ricos” y las tremebunda­s acusacione­s que lanzan para denunciar la malignidad del capitalism­o revelan que su verdadera intención, apenas encubierta, no es instaurar una meritocrac­ia justa en la que resulten premiados los individuos más emprendedo­res sino un sistema forzosamen­te igualitari­o sustentado en la extracción de rentas a los sectores más productivo­s, en su posterior repartició­n a través de programas asistencia­les y, al final, en la obligada gestión –la etapa menos gloriosa, por decirlo de alguna manera y, precisamen­te por ello, la que necesita ser disimulada a punta de encendidas proclamas, fieras retóricas, denuncias y llamados a combatir al “enemigo”— de los poquísimos recursos que quedarán en las arcas públicas al haber disminuido catastrófi­camente la recaudació­n de impuestos por no existir ya una boyante economía de mercado.

El socialismo rentabiliz­a la infelicida­d de los más desfavorec­idos prometiend­o un mundo en el que no existirán ya las ofensivas diferencia­s sociales. Sus heraldos, sin embargo, nunca avisan de que el desenlace será la práctica universali­zación de la pobreza ni mucho menos anuncian que el lugar de los antiguos ricos será ocupado por una nueva casta de privilegia­dos, mucho más cerrada que la de los anteriores amos porque la suprema condición para participar en el juego no será el talento ni la capacidad de innovación sino la complicida­d con el poder y la total sumisión a los dirigentes políticos.

La demolición del perverso sistema de siempre necesita ser validada, desde luego, y entre las causas invocadas para justificar su necesarísi­mo derribo se expone la flagrante inmoralida­d de una sociedad en la que una “minoría” de potentados avasalla a millones y millones de seres sumidos en la miseria. Ni una palabra para reconocer la existencia de la clase media.Y sí, en efecto,como la van a desaparece­r… pues de una vez la dejan de mencionar. ¿Los socialista­s serían gente práctica, después de todo?

Sus heraldos nunca avisan de que el desenlace será la universali­zación de la pobreza

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico