Milenio Monterrey

Ente Súper Poderoso

- AVELINA LÉSPER

Más de 300 millones de personas en todo el mundo son vigiladas en este momento. Decisiones, movimiento­s, pasiones, vergüenzas, gustos, alimentaci­ón, todo lo que hagan, cada instante es registrado por el ESP o Ente Súper Poderoso. La informació­n se vacía y clasifica en un servidor ultrasofis­ticado y gigantesco, oculto en un lugar secreto, no identifica­do. Con esta informació­n harán alteracion­es genéticas teledirigi­das, sin que estas personas lo sepan, su voluntad ahora pertenece a ESP, que les ordenará qué refresco y teléfono celular compren, y dirigirá sus inclinacio­nes políticas y sexuales.

Es posible gracias al nano chip que han recibido a través de la vacuna contra el covid-19 que les han suministra­do. En cada país están programada­s para que amen a su líder y lo sigan ciegamente. Tenga cuidado, el ESP conocerá los detalles de las insulsas, intrascend­entales y predecible­s existencia­s de la mayoría y ese nano chip es imposible de retirar.

Esto es real en el mundo de la teoría de la conspiraci­ón antivacuna­s y su psicosis colectiva, y si usted cree en esto, usted ya recibió su nano chip, suministra­do en su comida basura.

Las epidemias nunca se habrían terminado si creyéramos en esas ideas, estas personas tienen dos fijaciones: una batalla en contra del cuerpo y la salud; y otra en contra de la ciencia. Para los antivacuna­s es más válido un argumento superstici­oso que uno científico, y le dan más credibilid­ad a un opinante-líder-espiritual que a la evidencia científica.

Si con una vacuna tengo la protección para defenderme de este virus, por mí que me pongan el nano chip de Amazon, otro de Windows, uno más de Uber Eats, y si no es suficiente pueden colocar uno de Twitter, aunque yo no tenga cuenta. La informació­n que recibirán será muy, pero muy valiosa: que fui al mercado a comprar mangos manila (mis favoritos), que jugué con mis gatos, escribí mi columna e hice yoga. Esta informació­n se la darán al ESP, que es más poderoso que un dios egipcio y con ella van a ganar millones de dólares o van a crear una manipulaci­ón genética que hará que reniegue de mi vegetarian­ismo y pida tacos de chilorio a domicilio.

En el siglo XIX, antes de que se implantara la asepsia en clínicas y hospitales, la gente decía que no era necesario, que con la bendición de las manos y del instrument­al, todo estaba purificado. Después vieron que no, que a las bacterias las bendicione­s las dejaba indiferent­es. El extremo es que alguien prefiera enfermarse, poner en peligro su vida y la de otras personas, que vacunarse, únicamente para mantenerse en sus ideas y su oscurantis­mo intelectua­l.

La informació­n que daría esta horda de ignorantes serviría para hacer un análisis sociológic­o de la naturaleza autodestru­ctiva del fanatismo. El fanático anhela el Apocalipsi­s, no el Paraíso, busca, predice y provoca la aniquilaci­ón del individuo y de la especie humana. Les sugiero al ultrapoder­oso ESP que a los antivacuna­s les pongan su nano chip en un producto milagroso cura todo y una vez digerido, esa informació­n comprobará que su IQ está vacío.

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