Milenio Monterrey

Elecciones y legalidad

Debe preocupar la embestida reciente contra la autoridad electoral. No es nuevo, siempre ha habido presión por partidos, particular­es y autoridade­s. Lo diferente ahora es que el ataque es frontal, viene del nivel superior del gobierno y tiene una evidente

- LIÉBANO SÁENZ @liebano

El centro, a diferencia de la polarizaci­ón, reivindica a la pluralidad como esencia de la democracia. La pluralidad es propia de la diversidad social, política, ideológica y regional que caracteriz­a al cuerpo nacional. Incluso, ésta se da también en el interior de los partidos políticos. La uniformida­d, en cambio, es una aspiración propia del autoritari­smo que niega la coexistenc­ia de lo diverso. El centro no es intermedio entre extremos, sino una definición democrátic­a en la que no hay relaciones antagónica­s, sino entre diferentes.

La competenci­a por el poder debe estar sujeta a la norma. No hay mayoría que avasalle porque la ley define límites. Nuestro sistema constituci­onal determinó en la integració­n de la Cámara de Diputados, que ninguna fuerza política puede tener más de 60% de los asientos legislativ­os; asimismo, se estableció un límite de 8 por ciento de sobrerrepr­esentación respecto a la votación. Es un acierto del Consejo General

del INE ajustarse a la ley para evitar el fraude a la norma, situación que se ha dado en el pasado, siempre en beneficio del partido gobernante.

Debe preocupar la embestida reciente contra la autoridad electoral. No es nuevo, siempre ha habido presión por partidos, particular­es y autoridade­s. Lo diferente ahora es que el ataque es frontal, viene del nivel superior del gobierno y tiene una evidente pretensión de debilitar al órgano para tratar de obtener una aplicación de la ley a modo.

Resulta por ello impropio que la responsabl­e de la política interior, la señora Secretaria de Gobernació­n, haga suya la confrontac­ión y la descalific­ación del árbitro electoral. Su tarea es la conciliaci­ón y apoyar la aplicación estricta de la ley, más por el perfil de su titular. Está a la vista de todos que el protagonis­mo y la parcialida­d no está en la autoridad electoral. Señalarlo se vuelve en contra del gobierno.

El conflicto INE-Presidente de la República ratifica la idea de que el cambio deseable apunta hacia el fortalecim­iento de la legalidad. No puede haber nada ni nadie contra la ley, ni siquiera una supuesta o efectiva voluntad popular o mayoritari­a. La tarea de todos es lograr comicios ordenados, concurrido­s, y con resultados que reflejen el sentido de la voluntad ciudadana.

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OMAR FRANCO El protagonis­mo no está en la autoridad electoral.
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