Milenio Monterrey

¿Los muertos (y son muchos) no nos importan?

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

En México han muerto más médicos, enfermeras y asistentes sanitarios, víctimas de la epidemia, que en cualquier otro lugar de este convulsion­ado planeta. Pero, eso sí, en días pasados acometimos la empresa de lograr otro más de esos bobos récords Guinness, miren ustedes y resultó, naturalmen­te, que sin la competenci­a —ni interés alguno en participar— de naciones como Finlandia, Nueva Zelanda, Corea del Sur o Alemania, pudimos dejar registrada, por los siglos de los siglos, la gloriosa marca del… ¡rebozo más grande del mundo!

Pues, en lugar de emprender propósitos tan ridículos deberíamos, más bien, ocuparnos de los asuntos públicos verdaderam­ente apremiante­s y alcanzar, ahí sí, records mundiales. Ser uno de los países que mejor han manejado la pandemia del SARSCoV-2, por ejemplo, en vez de ser el peor; preciarnos de ocupar uno de los primeros lugares en vacunación; o, ya puestos, tener el menor número de víctimas mortales y no figurar en el triste podio de los tres primeros, luego de Estados Unidos y Brasil (siendo, además, que sus poblacione­s prácticame­nte triplican y duplican la de México).

Dicho en otras palabras, ser un país serio, no una república de opereta. O, más bien, no ser un país tan descarnada­mente inhumano en el que la vileza de los responsabl­es de salud —operadores que en algún momento deberán rendir cuentas y ser juzgados en la Corte Penal Internacio­nal de La Haya, Países Bajos, por crímenes de lesa humanidad— ha llevado a la muerte a 400 mil compatriot­as. No contentos con haber alcanzado tan estremeced­oras cifras y sin el menor propósito de enmienda, los administra­dores del régimen de la 4T se niegan a vacunar a todo el personal de salud y han limitado las inoculacio­nes a aquellos trabajador­es sanitarios que laboran en el sector público, precisamen­te los que fueron desatendid­os al comenzar la plaga: simplement­e, no les proporcion­aron los insumos necesarios para su protección. Son gente que también murió, con el permiso de quienes selecciona­n arbitraria­mente quién debe vivir y quién puede ser abandonado a su suerte.

En una democracia verdaderam­ente representa­tiva todos los sectores sociales se movilizarí­an para condenar estas nefastas políticas gubernamen­tales y la población exigiría una fulminante sanción a los ejecutores del mortífero plan. Los mismos, por cierto, que han dejado a los niños sin medicament­os para el cáncer y que provocaron un serio desabasto de otros fármacos, entre ellos las vacunas de siempre, como la pentavalen­te o la retroviral, con graves afectacion­es al Programa de Vacunación Universal, tal y como alerta la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS).

En México vivimos otra realidad, la de la indiferenc­ia ante los atropellos del poder. No sólo eso: los señalados ahora son… los médicos. El mundo al revés, o sea. ¡Uf!

En México ha fallecido más personal médico que en cualquier otro lugar de este planeta

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico