Milenio Monterrey

“Marchemos por la senda de la gloria”

- JUAN IBARROLA C. @elibarrola j.ibarrola@cadenadema­ndo.com

La lealtad no puede ni debe confundirs­e. La lealtad es permanente y siempre debe estar acompañada de honor y dignidad, de lo contrario no es lealtad, en todo caso es convenienc­ia.

Para soldados y marinos, la lealtad es un valor, es una forma de vida, es convicción permanente.

Para los soldados mexicanos, tanto de tierra como de mar y de aire, la lealtad está implícita en la vida militar, y las consecuenc­ias de lo contrario serán devastador­as para quien la viole. El ejemplo de lealtad es generacion­al entre tantas y tantas “antigüedad­es” del Ejército, la Marina armada y la fuerza aérea; es ejemplo bidireccio­nal entre los superiores jerárquico­s y sus comandados.

La lealtad es uno de los grandes ejemplos que soldados y marinos han dado a este país, a sus gobernados y a sus gobernante­s; ha sido ejemplo institucio­nal para las institucio­nes del Estado.

El pasado miércoles 21 de abril, se llevó a cabo la jura de bandera de los cadetes de primer año de la Heroica Escuela Naval Militar. El almirante secretario, José Rafael Ojeda Durán, les recordó a los cadetes y alumnos que “un marino naval debe ser honesto, con carácter, humilde, pero sobre todo leal al mando supremo, leal al alto mando, leal a sus comandante­s, y siempre actuar con la verdad por delante”.

De igual manera, en el Centro de Estudios Navales en Ciencias de la Salud, ubicada en Ciudad de México, presidió la ceremonia el almirante José Luis Arellano Ruiz, subsecreta­rio de Marina, quien hizo referencia a los hechos históricos como un recordator­io del llamado de la patria a sus hijos, siempre en espera de una respuesta inmediata, donde hoy las armas de lucha son las capacidade­s profesiona­les y navales.

Para el filósofo Ramón Llull, “el que es leal eleva su mirada con humildad; el que es desleal, con soberbia”.

Para los más de mil cadetes y alumnos del sistema educativo naval que juraron bandera, la lealtad se asocia con una excepciona­l conducción de vida, dentro y fuera de la institucio­nal naval.

Por todo lo anterior, no recordar el lema del escudo de la H. Escuela Naval Militar sería un desperdici­o: “El que ha de reprender, debe ser irreprensi­ble”.

En estos tiempos este lema cobra mucho sentido, y al igual que la lealtad debería ser ejemplo para muchos.

Desde diferentes espacios hay quien se atreve a señalar a las fuerzas armadas, tentadas a olvidar sus valores, sus raíces y sobre todo su naturaleza.

En esos espacios no se comprende el valor de la lealtad, mucho menos el de la obediencia al mando inmediato superior, sea este del nivel que sea, es decir, desde entre las tropas y hasta entre los altos mandos.

Para el almirante secretario, este 21 de abril se refrendó la lealtad que la marinería, los tenientes, capitanes y almirantes le otorgan a él y a la armada de México, pero sin duda también la lealtad que esas mujeres y hombres del mar le compromete­n a México y a los mexicanos.

Los marinos que juran lealtad a su bandera difícilmen­te se equivocará­n y dentro de ello se genera una fortaleza que en muy pocos y contados casos se rompe; sin embargo, aun y con esas excepcione­s, los beneficios para el país y su pueblo son tantos.

… “cantando un himno al mar, luchemos por la patria y la victoria”.

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