Día del Libro: cinco obras narrativas
Con la conmemoración del Día del Libro se cruza en el camino la oportunidad de ensayar una tarea postergada mucho tiempo, acaso de forma inconsciente por temor a caer en falta con alguna omisión infortunada. Como debía emprenderla tarde o temprano, he aquí cinco títulos de narrativa en nuestra lengua que me parecen indispensables en toda biblioteca que justifique así su nombre, sin contar, por supuesto, el obligado Quijote. Puro gusto personal.
1. Ficciones (1944), de Jorge Luis Borges. José Emilio Pacheco escribió que cuando François Mauriac leyó este libro reprendió a sus colegas franceses diciendo que mientras en América Latina existía Borges, ellos seguían rumiando en los establos del naturalismo.Destacanloscuentos“Lasruinas circulares” y “El milagro secreto”.
2. Final del juego (1956), de Julio Cortázar. Obra maestra del genio argentino, este volumen reúne 18 relatos divididos en tres partes entre los que destacan “La puerta condenada”, “Axolotl” y “La noche boca arriba”. Su lectura hace pensar que es una recopilación de lo mejor del escritor. No es así. Es una pieza más de su bibliografía inmensa.
3. La fiesta del Chivo (2000), de Mario Vargas Llosa.
Esta novela encaminó ya de forma definitiva al peruano hacia el Premio Nobel. Es un fragmento de la historia de República Dominicana bajo el yugo del dictador Rafael Trujillo que se engancha a la tradición de la narrativa sobre dictaduras que dio origen al boom latinoamericano.
4. El amor en los tiempos del cólera (1985), de Gabriel García Márquez. Resulta difícil elegir un libro del colombiano, pero no tengo duda de que esta novela es la más acabada, aun sobre Cien años de soledad, publicada en el momento cumbre del mago de Aracataca.
5. Aura (1962), de Carlos Fuentes. Escritor prolífico y de largo aliento, con obras monumentales como La región más transparente y Terra Nostra, el mexicano ha logrado un texto impecable y grandioso en su brevedad, un viaje por el tiempo que no por el espacio, delimitado en la calle de Donceles.
¿Y qué tal usted, amable lector? ¿Cuáles son sus favoritas?
Indispensables en toda biblioteca que justifique así su nombre, sin contar el obligado Quijote