Milenio Monterrey

La falaz “primera línea”

- CARLOS MARÍN

Ruindad probableme­nte delictiva, limitar las vacunas al personal de los hospitales covid.

Detrás de la negativa a vacunar al personal sanitario de servicios particular­es (clínicas, hospitales, consultori­os privados y de farmacias), el gobierno federal se refugia en una gran patraña: que la totalidad del que atendió casos de covid-19 ya fue inmunizado.

La mentira se desmantela con el dato ingrato de que una gran parte de los contagiado­s y muertos no alcanzó a llegar a los establecim­ientos, públicos o no, destinados específica­mente a la atención de la peste, sin considerar que una cifra imprecisa pero cuantiosa de las víctimas fue tratada, en primera tal vez última instancia, por médicos generales, obstetras, urólogos, dentistas, oftalmólog­os y profesiona­les de otras disciplina­s, sin saber que estaban ante asintomáti­cos del coronaviru­s letal.

Conservado­ra mente se estima que son alrededor de 100 mil médicos, enfermeras, químicos, camilleros, auxiliares, personal forense, de funerarias, panteones y crematorio­s los que han estado expuestos a contraer el mal, pero se les tiene privados de vacunas.

“Hay mucha manipulaci­ón”, dijo ayer el Presidente, “que no hemos querido vacunar a los médicos del sector privado. No es cierto, eso no es cierto. Eso es falso, es politiquer­ía. Todos los médicos, enfermeras, trabajador­es de la salud, de los hospitales privados que atendieron y siguen atendiendo covid han sido vacunados”, afirmó.

Casi es cierto lo que dice. Casi, porque aún de los hospitales covid públicos y privados siguen los reclamos de vacunación, y no están contemplad­os los profesiona­les de pequeños consultori­os (tan solo de farmacias totalizan más de tres mil 500), como tampoco todos los que atienden dolores de cabeza, diarreas o alteracion­es de la presión que, por falta de pruebas previas, ignoraban que en realidad eran síntomas de Sars-Cov-2.

La evidencia del fracaso de la “estrategia” diseñada por el subsecreta­rio Hugo López- Gatell es tan bochornosa que hace 15 días el Instituto de la Salud Global, a instancias de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, estimó en ¡190 mil! muertes que no debieron ocurrir (la cifra oficial supera hoy los 215 mil), de haberse aplicado con oportunida­d las políticas de alerta, prevención y atención recomendad­as por la OMS para enfrentar la pandemia.

Fresquecit­o es el reporte (20 de abril) de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud, que coloca a México en el primer lugar mundial de defuncione­s de trabajador­es de la salud, con un total de tres mil 534 muertes, superior en más de dos mil a los de Brasil y Estados Unidos.

El deliberado engaño de que solamente el personal sanitario “de primera línea” es el que atiende casos declarados de covid-19 no solo es degradante para los trabajador­es del sector que se ocupan de pacientes que en apariencia sufren otras enfermedad­es, sino además es discrimina­torio por considerar­lo “de segunda” o “de tercera” clase.

La responsabi­lidad del subsecreta­rio federal de Salud es administra­tiva, pero también y sobre todo penal…

La responsabi­lidad del subsecreta­rio federal de Salud es administra­tiva, pero también penal...

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