El virus convierte India en una inmensa pira funeraria
Pandemia. Uno de cada siete contagios en el mundo se origina en el país asiático; «es como si estuviéramos en medio de una guerra», lamentan las autoridades
La avalancha de cadáveres que llega a los crematorios ha obligado a saltar se los rituales fúnebres hindúes. No hay lámparas en la cabeza de los difuntos ni mantos blancos para guiarlas almas hacia el próximo viaje .« Es como si estuviéramos en medio de una guerra», dice Mamtesh Sharma, funcionario de la ciudad india de Bhopal. «El virus se está tragando a la gente como un monstruo. Estamos quemando cuerpos a medida que llegan», sentencia.
En Nueva Delhi, una decena de ambulancias con cuerpos para incinerar esperan en fila en la puerta de un improvisado crematorio que se ha montado en un descampado. Las piras funerarias llevan tanto tiempo ardiendo que un manto de luz y humo ha creado una capa anaranjada bajo el cielo. En la capital de India se están quemando tantos cuerpos que las autoridades han empezado atalar los árboles de la ciudad por la escasez de madera.
El domingo, una cuarta parte de los miles de personas que se sometieron a una prueba de coronavirus en Nueva Delhi, dieron positivo. En los hospitales no quedan camas libres para atender a los pacientes. También les falta tanques de oxígeno. Ya van varios muertos a las afueras de los hospitales porque se quedaron sin aire y no tenían ninguna máquina cerca para conectarse. El Gobierno ha dicho que cuenta con los tanques necesarios, pero el problema que tienen es más de logística: no saben cómo llevar el oxígeno a todos los hospitales del país que lo requieren con urgencia. Mientras, los cadáveres se están amontonando fuera de las morgues porque dentro no caben.
India se derrumba. Día tras día, bate sus propios récords. Ayer reportaron 352,991 nuevos casos, rompiendo el récord mundial que estableció el día anterior, y 2,812 muertos, su cifra diaria más alta. Desde el comienzo del apande mi a, ningún otro país había llegado a esas cifras diarias. Los datos son demoledores: en las últimas 48 horas ha informado de más de un millón de nuevos casos de covid-19. Ahora mismo, uno de cada siete contagios en todo el mundo se origina en India. Lleva cinco jornadas seguidas estableciendo récords mundiales. Y desde el 15 de abril sus nuevos casos cada 24 horas no han bajado de los 200,000.
El escenario es el peor posible que los expertos se temían que ocurriera dentro de la pandemia: un país con más de 1,300 millones de personas que ha colapsado. Las piras ardiendo y los hospitales sin camas son las imágenes que está viendo todo el mundo. Hay algo que no se ve pero que comparte la comunidad médica y las asociaciones del país: las cifras, por asombrosas que sean, representan solo una fracción del alcance real de la propagación del virus. La Asociación de Médicos del Servicio de Salud de Bengala Occidental, alerta de que las cifras sobre infecciones por Covid que está publicando el Gobierno son en realidad una subestimación.
«Una gran población sospechosa de ser positiva ciertamente se mantiene alejada de las pruebas. Creo que el número real de personasque mueren a causa deCo vi des dos o tres veces mayor de lo que informa el Gobierno. Y el número de infecciones podría ser hasta cinco veces superior al que informan las autoridades», cuenta en la CNN el doctor Manas Gumta, secretario general de la asociación de Bengala Occidental. Las entrevistas desde los campos de cremación en todo el país, donde los incendios nunca se detienen, muestran un patrón extenso de muertes que superan con creces las cifras oficiales. «Es una completa masacre de datos», explica en el New York Times Bhramar Mukherjee, epidemiólogo de la Universidad de Michigan que ha estado siguiendo de cerca a India. «De todos los modelos que hemos realizado, creemos que el número real de muertes es de dos a cinco veces superior al que se informa».
En total, el país ha informado de 17.313,163 contagios y 195.,123 muertos. Lo único positivo de los datos es la alta tasa de pacientes recupera dos (75%) y la baja tasa de mortalidad (1.13%) gracias a su población joven –con una media de 24.8 años–, que, si se compara con los contagios, es de las más bajas del mundo.
India implora ayuda. Y el mundo va a acudir al rescate. Ante la extrema situación, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Alemania prometieron enviar ayuda de urgencia. Washington enviará «inmediatamente material para la fabricación de vacunas, así como terapias, pruebas, ventiladores y equipos de protección», informó en un comunicado la Administración Biden. Desde Reino Unido han anunciado que enviarán ventiladores y concentradores de oxígeno.
La Unión Europea también ha movido a sus socios. Desde Francia, Emmanuel Macron ha ofrecido tanques de oxígeno. Lo mismo que Angela Merkel desde Alemania. «Quiero expresar al pueblo de India mis condolencias por el terrible sufrimiento que el Covid19 ha provocado nuevamente en sus comunidades», dijo ayer la canciller. La vecina China también ha ofrecido su ayuda. «Si la parte india presenta solicitudes específicas, China proporcionará apoyo y asistencia dentro del alcance de su capacidad», aseguró el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, en una rueda de prensa.
«La situación era manejable hasta hace unas semanas. La segunda ola de infecciones ha llegado como una tormenta», dijo la semana pasada el primer ministro indio, Narendra Modi, en un discurso en el que instó a los ciudadanos a permanecer en casa y no entrar en pánico. Aparentemente, a principios de febrero India parecía tener el virus bajo control. Modi, con ni siquiera el 1% de la población vacunada, declaró que el país era la «farmacia del mundo» y señaló que la vida prepandémica podría reanudarse. Así ocurrió. Hasta se celebraron los festivales hindúes masivos sin ninguna restricción, como el de Kumbh Mela en la ciudad de Haridwar, al que acudieron 25 millones de personas. «No está del todo claro por qué ha ocurrido este aumento en la India, pero es probable que se deba a la multitud de eventos organizados en el período previo a las elecciones regionales. También han influido grandes reuniones sociales durante las festividades religiosas, así como la reapertura de espacios públicos y la flexibilización de las medidas de cierre que se llevaron a cabo gradualmente a lo largo de 2020», escribe en Al Yazira el mediático doctor Amir Khan.