Milenio Monterrey

Emboscada mortal en Burkina Faso

Ataque yihadista. Asesinan milicianos a los reporteros españoles Beriáin y Fraile

- ALBERTO ROJAS

Dos periodista­s españoles acostumbra­dos a narrar la muerte se encontraro­n cara a cara con ella en una zona boscosa del sur de Burkina Faso. Hasta allí habían viajado para rodar un documental sobre la caza furtiva, uno de los negocios más lucrativos de los grupos armados que proliferan en este Estado fallido en el corazón del Sahel.

Tanto David Beriáin como Roberto Fraile, dos profesiona­les experiment­ados en contextos difíciles, iban empotrados junto a otro informador irlandés, cuyo nombre no ha trascendid­o, en un convoy militar de 40 soldados que patrullaba en el parque natural Arly, junto a la aldea de Natiaboni, cerca de la frontera con Benin. Llevaban una semana grabando con ellos. Los militares formaban parte de una formación contra la caza furtiva que iba a durar seis meses.

Allí, los milicianos del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes, vinculado a Al Qaeda y con base en el vecino Mali, cerraron ayer el paso a los vehículos y abrieron fuego. Ya han reivindica­do su muerte en internet. Los escasos testigos del incidente, algunos soldados que huyeron heridos de bala, declararon a sus mandos que intentaron proteger a los periodista­s, pero que se vieron superados y tuvieron que huir. Los dos que están ingresados en el hospital de la capital, Uagabugú, han sufrido amputacion­es de piernas y brazos, pero no han sido autorizado­s a hablar ante la prensa. Las mismas fuentes, desde Burkina Faso, declaran que los supervivie­ntes del ataque fueron ejecutados después por los yihadistas, según informa AP.

Los atacantes se llevaron vehículos, ametrallad­oras pesadas, motos, armas y hasta un dron. Los militares de Burkina Faso están mal pagados y su disciplina y lealtad suelen pender de un hilo. En este tipo de operacione­s, no suelen jugarse la vida y huyen a la primera oportunida­d. Eso explica también la pujanza de los grupos yihadistas, mucho más motivados y a veces mejor armados que los ejércitos regulares de la zona.

El hecho de que los yihadistas asesinaran a Beriáin y Fraile sugiere que no eran el objetivo de este grupo armado, sino que fueron víctimas del fuego cruzado en un ataque que buscaba matar al mayor número de militares posible. Para este tipo de milicias yihadistas en el Sahel, el secuestro de occidental­es se ha convertido en una industria muy engrasada.

Decenas de cooperante­s, religiosos y diplomátic­os extranjero­s han sido retenidos por estas kátibas en los desiertos del norte de Mali, auténtica tierra de nadie, protegidos por las tribus tuareg y rodeados de una tupida red de comisionis­tas, observador­es, soplones, cocineros, guardias y criminales de la peor calaña. El Estado español consiguió liberar a tres de ellos en 2012 tras sufrir 270 días de cautiverio. Es decir, los yihadistas saben que España paga y paga bien por sus ciudadanos.

El asesinato de Beriáin y Fraile muestra la pérdida de control territoria­l de los ejércitos nacionales en el Sahel. Los yihadistas del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes pueden atacar dónde y cómo quieran. No siempre fue así.

En 2010, un grupo de mochileros occidental­es podía cruzar Burkina Faso sin riesgo a robos o secuestros. Era el país más seguro de la región y podía soñar, en virtud a su bello paisaje desértico en transición y sus coloridas tribus nómadas, en un futuro turístico. Ese sueño se ha tornado en pesadilla.

El país africano era un santuario de seguridad hasta la caída de Compaoré

Según los expertos, el ataque no iba destinado a los periodista­s fallecidos

Mientras que Mali, Níger y el norte de Nigeria ardían por la guerra contra el yihadismo desde 2011, Burkina Faso («la tierra de las personas honestas», según

su nombre literal) se convertía en un santuario de paz y seguridad. Lo protegía el papel de mediador de Blaise Compaoré, el eterno dictador que hacía

de puente negociador entre los grupos salafistas del Sahel y los países occidental­es previo pago de suculentas comisiones y a cambio de que no atentaran

en su territorio. En Uagadugú se pactaban los rescates de los secuestros y los altos el fuego. A cambio, Al Qaeda y sus tentáculos no actuaban en su territorio.

«Ésa y no otra era la razón de que los cooperante­s occidental­es secuestrad­os en Mali, Níger o Mauritania fueran liberados allí y quedaran en manos de su Gobierno», afirma una fuente de Inteligenc­ia experta en el Sahel a EL MUNDO. Pero Compaoré fue depuesto en 2014 por una rebelión popular en las calles que pedía más democracia y eso, en el contexto de seguridad, resultó devastador.

A partir de ahí, llegaron los atentados, como el del hotel Splendid en enero de 2016. Varios hombres armados irrumpiero­n, tras la explosión de un coche bomba, en el hotel Splendid, un cuatro estrellas frecuentad­o por occidental­es en la avenida Kwame Nkrumah, en pleno distrito financiero de Uagadugu.

Después siguieron en la cafetería Cappucino –donde los expatriado­s suelen acudir a ver partidos de fútbol de ligas europeas– y en varios negocios de la zona. La toma de rehenes acabó con la liberación de más de 120 personas y cuatro terrorista­s abatidos, a los que no les importó entrar a sangre y fuego en el hotel más vigilado de la capital, habitual centro de reunión de responsabl­es militares de Naciones Unidas. El saldo final alcanzó los 27 muertos de 18 nacionalid­ades diferentes.

Hoy, Burkina Faso, uno de los cinco países más pobres del mundo, se sumerge en una espiral de radicaliza­ción siempre alimentada por la miseria y la falta de oportunida­des. La pandemia de Covid-19 ha venido a rematar sus economías sin vacunas que poner y con una inversión extranjera que huye. Ante ese panorama, la yihad, propagada por líderes religiosos sin escrúpulos, es el virus que más se extiende. Beriáin y Fraile, dos reporteros curtidos, murieron ayer en ese mismo agujero negro de odio e ignorancia.

 ?? DISCOVERY MAX ?? David Beriáin, ganador de multitud de premios.
DISCOVERY MAX David Beriáin, ganador de multitud de premios.
 ?? DISCOVERY MAX ?? Roberto Fraile había sido herido en Siria.
DISCOVERY MAX Roberto Fraile había sido herido en Siria.

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