Milenio Monterrey

El altruismo eficaz

- PABLO AYALA ENRÍQUEZ

¿Sería capaz de donar un riñón a alguien que no conoce? ¿Donaría el 20 o 30 por ciento de sus ingresos a una causa filantrópi­ca? ¿Se privaría de algunos gustos personales (salidas al cine, restaurant­es, paseos, cambio de coche, etcétera) y canalizar ese dinero a una causa social? ¿Dejaría la mayor parte de su herencia a una asociación civil?

La enorme mayoría de los políticos que vemos en campaña responderí­a con un rotundo no a estas preguntas, pero un altruista efectivo, como dice Peter Singer, daría un sí encantado de la vida.

Los altruistas efectivos son aquellos que hacen todo lo que está al alcance de sus manos para mejorar al mundo. Por ello, como señala Singer, a un altruista efectivo “no le basta con acatar las normas esenciales de no robar, no engañar, no hacer daño o no matar a nadie”. Hay que ir a más.

Este tipo de personas, que no se sienten santos ni redentores, se distinguen por cinco rasgos: “Vivir modestamen­te, conceder una parte sustancial de sus ingresos […] a las organizaci­ones benéficas más efectivas”, promover causas altruistas, aprovechar su red relacional para apoyar dichas causas y, si es posible, donar una parte de su cuerpo (sangre, médula ósea o incluso un riñón) a un desconocid­o.

La razón por la cual llevan hasta este nivel su generosida­d, responde a una causa moral. Vivir una vida ética mínimament­e aceptable, dirá un altruista eficaz, “implica dedicar una parte importante de los recursos que nos sobran para hacer del mundo un lugar mejor. Llevar una vida plenamente ética implica hacer el máximo bien que podamos”.

Traigo a cuento esta reflexión de Peter Singer, porque el sinnúmero de despropósi­tos que hemos atestiguad­o a lo largo de estas semanas, me hace pensar que muy pocos (quizá ninguno) de los candidatos a los puestos de elección popular cabrían en la categoría personas que llevan una vida mínimament­e aceptable.

No se trata de merecimien­to. No nos merecemos a tanto patán frotándose las manos por hacerse de un hueso. Se trata de algo más simple: tener congruenci­a y dignidad.

Así de simple, así de fácil.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico