“Mis hermanos luchan por su vida, están destrozados”
Dos víctimas de la tragedia
Daniel Alvarado Nieva divide sus horas del día para visitar a sus dos hermanos, Benito y José, víctimas del derrumbe de la Línea 12, quienes eran comerciantes y ahora convalecen en una cama de hospital con riesgo de amputaciones en sus extremidades.
“El día que me enteré del accidente fue a las 23:30 horas, como estoy lejos vi la forma de venirme, llegué a las siete de la mañana. Hasta antier lo pude ver (a Benito, de 52 años); está intubado, inconsciente, sufrió muchas fracturas en sus piernas, es muy triste. Lo que yo quiero es que los atiendan, no sé si van a salir de esto”, lamentó desde el Hospital de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación Dr. Victorio de la Fuente.
La sonrisa que lo caracterizaba se borró del rostro. Tras el colapso entre las estaciones Olivos y Tezonco, sus ojos permanecen cerrados, con decenas de aparatos médicos a su costado, conectado a un respirador que lo mantiene con vida. Sus piernas destrozadas bajo una manta blanca.
Separados por 35 kilómetros, pero unidos por el mismo suceso, José Eucario, de 50 años, yace en una cama de Tláhuac con órganos, piernas y brazos destruidos. A diferencia de su hermano, no ha recibido familiares, pues acusan que al ser un nosocomio para atender pacientes de covid las visitas están restringidas.
“A él no lo hemos visto, porque no dan permiso ni para acercarse al hospital, porque es de coronavirus, todo es por llamada. Le hicieron operaciones, llevaba muy mal sus piernas, su estómago, le cortaron una parte del intestino e hígado, de los brazos también está muy mal”, relató.
De amputar las extremidades, los hermanos necesitarán ayuda para sus actividades, afectándose con ello no solo su vida, sino la de su hermana, a quien apoyan económicamente.
“Ellos eran el sustento de una hermana que quedó viuda, le echaban la mano. Cuando ellos salgan, ¿qué va a pasar?, ¿van a caminar y sostenerse? Otra intriga que tenemos todos es quién los va a mantener”, señaló.
Benito y José venían juntos de trabajar cuando el convoy de la Línea Dorada se desplomó. Uno de los deseos de Daniel es que estén en un mismo hospital para evitar el traslado de aproximadamente hora y media. No obstante, por la seriedad de sus heridas, de momento no es posible.
“Para mí sería muy recomendable que estuvieran mis dos hermanos juntos, que tal si al pasar a José, como está muy grave, vaya a fallecer, pero también existe la eventualidad de que estando allá (Issste Tláhuac), digan que murió de covid-19”, acentuó. Recientemente el Sistema de Transporte Colectivo Metro entregó ala familiaAl vara do Nieva una carta de reclamación para hacer efectivo el seguro. Entre los datos solicitados destacan: el lugar del siniestro, tipo de lesiones, hospital de atención, días de estancia y parte médica (estudios, recetas y si existiera alta médica). “Ayer me llamaron los del Metro para un apoyo, pero todavía no firmo nada porque no sé cuál es el total de sus gastos”, aseguró Alejandra Canchola Alvarado, sobrina de Benito y José.
En las carpas instaladas al exterior de los hospitales donde se encuentran lesionados por la Línea 12, el gobierno capitalino ofrece alimentos, transporte, cargas de celulares y atención para los familiares de los damnificados, apoyo que hasta ahora no ha querido recibir la familia Alvarado.