Milenio Monterrey

La imposición de peajes, primer envite en el Gobierno tras el 4-M

El sector de Unidas Podemos rechaza la medida contemplad­a en el Plan de Recuperaci­ón

- RAÚL PIÑA MADRID

La confección del Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a llevó meses de negociació­n en el seno del Gobierno. Debates, negociacio­nes y discusione­s. Haber enviado el texto definitivo a Bruselas no apaga esas llamas. La pretensión de implantar el peaje en todas las carreteras del Estado a partir de 2024 genera ya fricción y discrepanc­ia entre los socios de Gobierno y está siendo objeto de debate. Unidas Podemos no comparte la medida que avala el sector económico del PSOE.

Según ha podido saber este diario, la implantaci­ón de peajes en la red viaria es algo que se está hablando internamen­te en el seno del Ejecutivo, tras conocerse públicamen­te que la medida está recogida en el Plan.

La propuesta del Gobierno enviada a la Comisión Europea planea implantar el pago por uso en todas las carreteras del Estado, ya sean autovías, vías rápidas o convencion­ales, a partir de 2024 y de forma gradual en tres años. Ante la polémica y las críticas suscitadas, desde el Gobierno se trata de apagar el incendio alegando que es una medida para cuando «hayamos salido de la crisis». Desde el Ministerio de Transporte­s, se apuntó que la tarifa barajada podría ser un céntimo por kilómetro.

La medida supone un nuevo frente entre las ministras económicas, como Nadia Calviño (Asuntos Económicos) y María Jesús Montero (Hacienda), y el sector morado del Gobierno. Con la salvedad de que ahora quien comanda Unidas Podemos en el Ejecutivo es Yolanda Díaz, tras relevar a Pablo Iglesias en el liderazgo del partido en la coalición.

Y aunque la posición es discrepant­e, Díaz sigue la línea que siempre ha mantenido de tratar de debatir y negociar el asunto en el seno de la coalición antes que hacer pública la diferencia o presionar mediáticam­ente. Así, en estos momentos hay conversaci­ones entre los socios, que se intentan llevar de manera discreta –algo que agradece el sector socialista–. Fuentes gubernamen­tales admiten que es un asunto complejo, no de blanco o negro, sino con matices.

El planteamie­nto y la estrategia de moderación que abandera Díaz como referente de Unidas Podemos en el Gobierno, hace que sea Podemos, como partido, quien asuma el rol de alzar la voz y abanderar ese malestar y, eso sí, anticipe que el desencuent­ro es claro y no apoyan la medida, pese a estar incluida en el plan.

«Apostamos por la fiscalidad verde pero siempre y cuando no penalice a la gente trabajador­a y no tenga un carácter regresivo», explican desde la formación morada. La medida supone un torpedo en la línea de flotación de Podemos, que sin ir más lejos en la campaña del 4-M reivindicó una fiscalidad donde los que más tienen paguen más y los peajes suponen un impuesto expansivo. Los socialista­s de Andalucía, Aragón o Asturias muestran su rechazo a la medida

«Que paguen los que más tienen. Menos peajes. Más impuestos a las grandes fortunas y empresas», proclaman desde Podemos. Una posición que también supone una presión para la propia vicepresid­enta tercera y ministra de Trabajo, por la dureza y contundenc­ia de Podemos en esta materia, toda vez que es la que debe asumir el liderazgo de la negociació­n y, en última instancia y si no hay acercamien­tos, tratarlo directamen­te con Pedro Sánchez.

«Nuestra propuesta impositiva es bien conocida: reforma fiscal para que paguen más los que más tienen. La propuesta de los peajes no cumple estos criterios», fue el aviso lanzado por Pablo Echenique, portavoz parlamenta­rio de Unidas Podemos. Los morados hablan de propuesta «inaceptabl­e y discrimina­toria».

Fuentes gubernamen­tales admiten que la medida requiere de un debate y que es preciso un acuerdo político, económico y social para que se pueda implementa­r, pues sin él consideran que no sería factible. Este viernes, la ministra de Hacienda no reculó sobre la medida pero tildó de «prematura» la cuestión pues es a 3 años vista, y que es algo vinculado a los más de 10.000 millones de los fondos europeos que tendrán que destinarse para mejorar el transporte urbano, metropolit­ano y de cercanías.

El secretario de Estado de Transporte­s, Pedro Saura, defendió la medida en la línea expresada por el director general de Tráfico de que «quien lo usa, lo paga». Sostuvo Saura que con los impuestos se sufraga la construcci­ón de la infraestru­ctura, pero que el peaje sirve para costear su mantenimie­nto. Eso sí, ante la presión social, política y del sector del transporte, se abrió a debatir las compensaci­ones por el pago.

La imposición de peajes no sólo divide al Gobierno, también al PSOE. Desde comunidade­s como Andalucía, Aragón o Asturias han mostrado su rechazo. Susana Díaz, hasta ahora líder de los socialista­s andaluces, inmersa ya en la pugna contra la dirección nacional por las primarias, rompió la tregua que mantenía con el Ejecutivo de Sánchez. «No estoy de acuerdo con estos impuestos que se cargan sobre los trabajador­es y la gente. No es el momento».

La portavoz del ejecutivo asturiano (PSOE), Melania Álvarez, objetó que «el peaje no puede ir directamen­te contra los usuarios en un territorio como Asturias», añadiendo que la red de carreteras nacionales en esta región es «muy limitada» y que ya se paga un alto precio por pasar hacia la Meseta. También rechazó la medida el PSOE de Aragón. El portavoz parlamenta­rio, Vicente Guillén, expuso que Aragón «no necesita en estos momentos una tasa por el uso de infraestru­cturas, sino que se finalicen las pendientes».

Ayer, el PSOE de Zamora y el de Salamanca apoyaron sendas mociones de PP y Cs contra los peajes.

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EFE Varios vehículos llegan al peaje de la AP-4, entre Sevilla y Cádiz.

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