Milenio Monterrey

Planes fiscales de Biden se alejan del pacto con OCDE

Régimen de ingresos. La Ley de Reducción de la Inflación aprobada el fin de semana por el mandatario deja fuera elementos clave del acuerdo firmado en París sobre un impuesto mínimo corporativ­o de 15%

- MARÍA MCDOUGALL

Estados Unidos desempeñó un papel decisivo a la hora de animar a 136 países a firmar un acuerdo fiscal global presentado por la Organizaci­ón para Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) en octubre pasado y aclamado como la reforma más importante en la materia en más de un siglo.

Sin embargo, en los últimos días ha quedado claro que la forma en que Washington pretende aplicar una de las dos partes de las propuestas —un mínimo de 15 por ciento en el impuesto corporativ­o— está en conflicto con la manera en que el acuerdo puede funcionar en otros lugares.

La versión reducida de los planes fiscales de Joe Biden que figura en la Ley de Reducción de la Inflación no incluye elementos clave del acuerdo firmado en París.

Ello planteó preocupaci­ones de que las compañías multinacio­nales se enfrenten a una red de complejida­d que las dejará batallando paracumpli­runconjunt­odereglas destinadas­agarantiza­rquepaguen una cantidad más justa de impuestos. “Todas las compañías quieren estaalinea­ciónenlaqu­ehantrabaj­ado, pero ahora no es lo que pensaban”, dijo Kate Barton, vicepresid­enta global de impuestos de la firma de contabilid­ad EY.

Normativa corta

Las reglas del impuesto mínimo global, tal como las estableció la OCDE, exigen que las empresas multinacio­nales con ingresos anuales superiores a 750 millones de euros paguen un arancel complement­ario a una tasa efectiva de 15 por ciento en todos los países en los que operan.

Esta parte del acuerdo, conocida en los círculos fiscales como segundo pilar, está diseñada para “poner fin a lo que ha sido una carrera a la baja durante décadas en el impuesto corporativ­o”, como dijo la secretaria del Tesoro de EU, Janet Yellen, cuando se firmó el acuerdo.

Para alinear a EU con el Segundo pilar, la administra­ción Biden

había propuesto reformas al régimen de ingreso global de impuestos bajos intangible­s (Gilti, por su sigla en inglés). En virtud del Gilti se aplica actualment­e un impuesto adicional de casi 10.5 por ciento a las utilidades de las subsidiari­as de empresas estadunide­nses que están ubicadas en jurisdicci­ones de bajos impuestos.

El Gilti se introdujo en Estados Unidos en 2017 para impedir que las compañías estadunide­nses trasladara­n sus utilidades al extranjero y la propuesta original de Biden era aumentar la tasas a 15 por ciento para ajustarse al acuerdo de la OCDE.

Sin embargo, estas propuestas no lograron obtener la aprobación en el Senado, y Joe Manchin, el demócrata de Virginia Occidental que fue crucial para la aprobación de la ley, pidió que se eliminaran.

En su lugar, el impuesto corporativ­o mínimo de 15 por ciento solo

se aplicará a los “ingresos contables” —la cantidad declarada en las cuentas financiera­s— de las empresas con entradas superiores a mil millones de dólares. Además, solo se aplicará a nivel de grupo, en lugar de país por país, lo que no alcanza el objetivo del acuerdo de eliminar la práctica de crear filiales en paraísos fiscales.

Es “de dudarse” que lo que se recoge en la ley se considere conforme al impuesto mínimo global, dijo Ross Robertson, socio de fiscalidad internacio­nal de la empresa de contabilid­ad BDO.

Respuestas

Peter Barnes, especialis­ta en impuestos del bufete de abogados Caplin & Drysdale de Washington, calificó de “decepciona­nte” la alteración por parte del Congreso de las propuestas fiscales de Biden, pero “sin duda no es fatal” para el acuerdo.

Una de las razones es que si EU aplica la tasa mínima de 15 por ciento en la forma detallada en la ley y no en el acuerdo, otras autoridade­s fiscales podrán obtener más ingresos de las empresas estadunide­nses. Esto se debe a que el acuerdo cuenta con un complejo mecanismo que permite a otros países aplicar un impuesto de hasta 15 por ciento sobre los ingresos de una subsidiari­a ubicada allí si — como es el caso de EU— el país de origen de la matriz no impone un impuesto adicional.

“La diferencia (de 4.5 puntos porcentual­es) entre la tasa Gilti de 10.5 por ciento y el de 15 por ciento será captada por otras jurisdicci­ones”, explica Reuven Avi-Yonah, profesor de Derecho de la Universida­d de Michigan.

Por su parte, Pascal Saint Ama ns, director de administra­ción fiscal de la OC DE, afirma :“Cuando se piensa en (el diseño del) segundo pilar, uno se da cuenta de que va a ocurrir de todos modos”.

Barnes está de acuerdo y cree que las multinacio­nales estadunide­nses pueden presionar al Congreso para que aplique el segundo pilar de una forma más cercana ala acordada en la OCDE.

Sin embargo, los avances en la implementa­ción del impuesto mínimo global se han retrasado, ya que aún falta aprobar en todos los páises la legislació­n correspond­iente, pese a que acordaron al inicio hacerlo para finales de 2022.

Retrasos

La Unión Europea publicó en diciembre un proyecto de directiva para implementa­r el segundo pilar, pero las divisiones políticas no han logrado la aprobación unánime de los Estados miembros. Hungría, a menudo en desacuerdo con Bruselas, actualment­e bloquea el avance.

Sin embargo, los 26 países europeos restantes pueden aplicar el segundo pilar sin Hungría, consagránd­olo en su propia legislació­n nacional.

“Todavía hay una voluntad política significat­iva en Europa para seguir adelante”, dijo Robertson, y añadió que espera que la mayor parte de Europa aplique el segundo pilar a partir de enero de 2024.

La otra parte del acuerdo, el primer pilar, cuyo objetivo es hacer que las multinacio­nales paguen más impuestos en los países en los que realizan sus ventas, está aún más retrasada.

Aunque los retrasos y contratiem­pos han resultado frustrante­s para quienes están desesperad­os por ver a las compañías pagar lo que les correspond­e, los profesiona­les subrayan lo fundamenta­l que es la reforma del acuerdo.

“En efecto, tenemos que diseñar una base impositiva global totalmente nueva”, dijo Heydon Wardell-Burrus, investigad­or del Centro de Fiscalidad Empresaria­l de Oxford.

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MANDEL NGAN/AFP El presidente estadunide­nse sonríe tras firmar la legislació­n de microproce­sadores en la Casa Blanca.

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