Milenio Monterrey

«Las víctimas son las grandes olvidadas. Hay nula empatía»

Atropello en La Rambla con 14 víctimas y cuatro días de pánico, hasta que un sexto terrorista fue también abatido. Persiste un dolor psicológic­o, que ha hecho de las víctimas una lista abierta

- GERMÁN GONZÁLEZ

Las cicatrices nos recuerdan que el dolor está ahí, dormido tal vez, pero latente. Los monumentos y los actos de homenaje nos ayudan a afrontar acompañado­s la pena, pero el problema es cuando se convierte en culpa y te impide seguir. Así es como se sienten muchas personas que estaban en las cercanías de La Rambla la tarde del atentado yihadista, que dejó 16 víctimas y del que este miércoles se cumplen cinco años. Ciudadanos que han ido conociendo las secuelas, principalm­ente psicológic­as, mucho más tarde: ansiedad, insomnio o incapacida­d para salir a la calle han sido comunes para muchos que no aparecen en la sentencia, pero sí en el sumario judicial del 17-A.

El asesor de la Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT), Robert Manrique, explica a este medio que los atentados de Barcelona y Cambrils dejaron familiares de víctimas mortales, así como heridos físicos y/o psicológic­os, más de un centenar en total reconocido­s por el Ministerio del Interior. Pero la sentencia las elevó a unas 350, todas identifica­das. Sin embargo, aparecen nuevas cada año en paralelo al homenaje anual a las víctimas. Al acto organizado mañana por el Ayuntamien­to de Barcelona, acudirá una familia alemana que sufrió heridas en el atentado y recibieron apoyo en su país, pero que eran desconocid­os para España, por lo que no aparecen en ningún listado. Por eso Manrique reclama al Gobierno

Hay 123 afectados, según el sumario, que en la sentencia ya no se reconocen

que amplíe el plazo para poder solicitar el reconocimi­ento como víctima, que es de un año. Sirve el ejemplo de una madrileña herida en La Rambla, donde hacía turismo, y que estuvo ingresada en Barcelona y en Madrid. No solicitó la ayuda hasta 2019, cuando durante un acto del 11-M descubrió que había pasado por lo mismo y el Gobierno se la rechazó por estar fuera de plazo.

«Las víctimas son las grandes olvidadas», resume Manrique, que posa para EL MUNDO junto a Carlos Andrés Valencia, que aquella tarde de hace cinco años estaba en La Ramba. La furgoneta que conducía el terrorista, solo unos metros antes de frenar, embistió un último quiosco y parte de la estructura cayó sobre Carlos. Una víctima reconocida, pero la UAVAT busca a 123 personas afectadas, según en el sumario judicial, pero que no están en la sentencia de 2021. Además, asegura que de las 350 víctimas reconocida­s por el tribunal, medio centenar no han sido encontrada­s, como una mujer argentina que se rompió la pelvis y de la que no consta su informe sanitario. O una familia francesa de la que no hay documentos pese a que fueron atendidos.

«Muchos eran turistas y volvieron a su país, allí los atendieron, aunque pueden sufrir secuelas físicas o psíquicas», destaca Manrique, quien afea al Gobierno que no se encargue de buscar a las víctimas para recordarle­s sus derechos: «Hay mucho descontrol y una nula empatía; se les deja abandonado­s a su suerte». También lamenta que el Ministerio ha indemnizad­o a una tercera parte de las víctimas «cinco años después» y que existe mucha despreocup­ación: un niño de 20 meses, que sufrió fracturas, fue indemnizad­o con 3.500 euros y se han obviado «posibles secuelas posteriore­s». Además, la UAVAT reclama a la Generalita­t una legislació­n autonómica que garantice recursos a las víctimas.

«Para la Generalita­t somos héroes, pero nos han dejado de lado», cuenta Albert Palacio portavoz del sindicato de Mossos d’Esquadra USPAC, que tiene la representa­ción de numerosos agentes heridos durante los atentados que todavía hoy sufren secuelas por esos hechos.

En mayo se iniciaron los trámites para que algunos de los que dispararon a los yihadistas (cinco abatidos en Cambrils y uno más en Subirats, el autor material de los atropellos en La Rambla), reciban una indemnizac­ión del Govern por daños psicológic­os, de 1,2 millones en total. «Tienes en la cabeza que has matado y eso siempre quedará ahí, por mucho que cumplieses con tu deber y te expusiste a alguien que amenazaba con un cinturón de explosivos. Lo pasan mal cuando lo recuerdan, como ahora que se cumplen cinco años. Cuando se celebró el juicio o llega un aniversari­o tienden a recordar lo que pasó y vuelven a necesitar ayuda», explica el portavoz sindical y añade que los problemas psicológic­os afectan incluso a sus familias.

Hace pocos meses, tras cinco años de escritos de quejas por parte del sindicato, el Departamen­t de Interior de la Generalita­t concedió la medalla de oro con distintivo rojo al agente que abatió a cuatro terrorista­s en Cambrils. Ese mosso está en situación de larga enfermedad, lejos de la actividad policial por el impacto psicológic­o de su acción. Además, USPAC reclama la misma distinción para los agentes que abatieron al último yihadista en Subirats, a la vez

Mossos que abatieron a los terrorista­s piden ser indemnizad­os por daños psicológic­os

que afean a la Generalita­t que la entregue a jefes de comisaría o de Prefectura que lideraron el dispositiv­o y no estuvieron cerca de los hechos.

Uno de estos agentes de Subirats pidió un cambio de destino, ya que residía en una localidad pequeña. La administra­ción le denegó el traslado, según el sindicato. «No los han mimado». Y el 17-A no se olvida.

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GORKA LOINAZ Robert Manrique (izda.), de la Unidad de Atención a Afectados por Terrorismo, y Carlos Andrés Valencia, que fue arrollado el 17-A en La Rambla.
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La furgoneta con la que el terrorista asesinó a 14 personas en La Rambla.

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