Teatro. Una obra que aborda el feminicidio
Con Desdémona frente a su cadáver, la actriz y dramaturga Patricia Yáñez retoma a Shakespeare
En el principio fue Shakespeare, Otelo; al final, Desdémona frente a su propio cadáver, la verdadera víctima de la tragedia, en el montaje que Patricia Yáñez y José Antonio Becerril deconstruyeron durante la pandemia, primero para el mundo virtual y ahora para el Teatro Santa Catarina.
“Tratamos de mostrar dos seres humanos. Sí hay una indagación de los personajes clásicos y agarramos características que siguen vigentes. El amor en el tiempo de Shakespeare es igual o más poderoso hoy día, pero Desdémona y Otelo son seres humanos que amaron, que se equivocaron”, señala Patricia Yáñez sobre su montaje en Coyoacán de Des
démona frente al cadáver (2020), que se estrena hoy con funciones hasta el 11 de septiembre, y en la que criminólogos y activistas de derechos humanos participaron.
“La idea original era retomar el momento final de Otelo, el moro
de Venecia, el asesinato de Desdémona, el feminicidio. Cómo reconstruir una escena del crimen desde lo visual y cómo las imágenes también pueden estar sacadas de contexto; también mostrar la anestesia que tenemos como espectadores ante las imágenes de la muerte”, explica Yáñez sobre cómo se inició el proyecto en una producción digital, que ahora llega al fin al escenario.
La dramaturga, directora y actriz explica que, gracias a la participación de Jacobo Dayán, especialista en derechos humanos, se enfocaron a vincular la tragedia isabelina en la realidad mexicana, en la que hay 11 feminicidios al día, según estadísticas oficiales.
“Todos conocemos una historia de feminicidio en este país, todos sabemos de relaciones que llevan a esos desenlaces trágicos. Dayán nos daba pistas clave: la característica principal de los feminicidios es que en la mayoría de los casos, la mujer es asesinada por su pareja, por un familiar o por un conocido. Y esa fue la clave para preguntarle a la gente: ¿qué le dirías a aquella persona que asesinó a una mujer?
“La gente empezó a participar, mujeres sobre todo, y se volvió un medio para hacer catarsis. En la pandemia vimos que el problema no era salir a la calle y estar en riesgo, sino que el problema también estabaencasa,conalgúnconocido ofamiliar,quevivimosconunproblema social que hay que arrancar de raíz, resultado de un sistema machista”, concluye.