El amor sigue siendo su inspiración, pero ahora lo aborda de otra forma
cal, la inmediatez de las plataformas?
Me encantan las plataformas digitales, yo que soy una curiosa de la música, me interesa a dónde va. La posibilidad de que un artista que hace una canción desde su casa en Buenos Aires sea fenómeno mundial, o que una chava que hace una cosa súper rara, que toca su cuatro y canta, de repente la escuchen en Francia, me parece un fenómeno muy interesante.
Además, no hay una regla que dicte cómo escuchar música. Tengo una hija de 12 años que nunca ha escuchado un disco completo; a ella le gusta escuchar música a su manera, en sus espacios, con audífonos, empezó escuchando en Spotify y no le gusta el pop. Veo lo que está pasando con las nuevas generaciones y el efecto que tiene la inmediatez de los nuevos sistemas por los que llega la música y lo celebro. ¿La inspiración y tus sistemas de creación se han modificado? A mí me gusta hablar de amor, me voy a los alrededores del amor, pero las historias sí han cambiado; ahora hablo de las relaciones de otra manera, me inspiran otras cosas. Por ejemplo, la canción que estoy estrenando es una historia que ya terminó y le estás pidiendo a esa persona que te guarde en algún lugar. Es otro tipo de historia, a lo mejor sí es madurez, porque ya sabes que pasa el tiempo y que las personas pasan por tu vida; quizá eso a los 21 años no lo hubiera escrito.
¿Volverá la experiencia de actuar, como lo hiciste en el monólogo (La enamorada)?
De momento no, ese proyecto se truncó, íbamos a salir de gira, pero llegó la pandemia. Pero me enseñó un montón, quizá algún día vuelva. Lo que me gustó del teatro es que era una especie de cooperativa. Me iba al teatro y volvía a mi casa en metro, fue una gran experiencia hacer teatro para 200 personas.
Ahora que estás retomando la música, ¿hay nervios? Siempre estoy luchando contra mi propia inseguridad, porque no sé qué va a pasar, pero también digo: ‘Si no lo disfruto a estas alturas de mi vida, cuándo lo voy a disfrutar’. De aquí a diciembre voy a tener muchas cosas; luego paro, y en enero me voy de vacaciones con mi hija a Madrid, y luego quiero ir a Corea. Es ir buscando acciones que sean estimulantes y que también tengan que ver con otras cosas. Cuando saqué mi último disco, y terminé una gira de tres años me sentí muy quemada y me asusté, porque dije: ‘No puedo perder esto, no puedo convertirlo en un trabajo cien por ciento, tiene que ser algo que siga disfrutando’. Ya no tengo ganas de comerme el mundo, tengo ganas de disfrutar, de seguir conquistando gente con mi música, pero también quiero que no se me olvide mi vida.
¿Qué otras pasiones tienes? La literatura, soy una lectora voraz, leo muchísimo y siempre encuentro muchos mundos; pienso que me convertí en compositora porque me enamoré de la literatura. Me gusta el cine y el teatro. Y la comida, me gusta cocinar. Me he vuelto más cocinera después de la pandemia. Extraño mucho los sabores mexicanos en Argentina, porque allá no hay mucha materia prima. También estoy disfrutando de la comida coreana, que tiene lo picante y lo ácido de la mexicana; estoy aprendiendo a cocinarla. Invito a mis amigas y les hago comida coreana y, cuando consigo ingredientes, hago mexicana. Me gusta el encuentro con la gente que propicia la cocina.