La prisión preventiva: legislación vs sentido común
En México hay miles de personas en prisión preventiva que no han sido juzgadas y eso contraviene al sentido de los derechos humanos a los que estamos adscritos En todos los países democráticos no existe.
Yo empiezo con este tema reconociendo que no soy jurista y que respeto mucho a aquellos que hacen de la ley un suprema norma jurídica, dictada por la razón para el bien común; y más aún, respeto a la Suprema Corte, porque como ciudadano tengo que respetar a aquellas instituciones que nos dan oportunidad de interpretar nuestra Constitución y de ser demócratas y libres de opiniones disidentes.
Lo que sí tengo es sentido común y creo que el tema de la prisión preventiva, que no justificaron grandes juristas como Diego Valadés, está ahora bajo discusión de la Suprema Corte y no sé los resultados, pero presumo que van a estar en favor, por la mayoría de los nombramientos presidenciales actuales y la obediencia que se ha notado, en todos los poderes, para el Presidente de los mexicanos.
Me refiero a: la prisión preventiva es una acción en contra de un derecho humano, pues obliga a que el acusado pruebe su inocencia y a que la parte acusatoria determine si es o no culpable y por lo tanto debe estar encerrado en una cárcel, que son escuelas de la delincuencia. En México hay miles de personas en prisión preventiva que no han sido juzgadas y eso es un contrasentido al sentido común de los derechos humanos, a los que estamos adscritos internacionalmente.
Los que están en favor de continuar con esa estructura, señalan que no es posible liberar a tantos delincuentes que no han sido juzgados; que están en las prisiones y que saldrían a alimentar más el crimen organizado y la
narcoviolencia, que está en su fase más alta en la historia reciente de nuestro país y que no ha sido combatida por la policía, ni el Ejército o la Marina, porque estos últimos están dedicados a otros menesteres que tradicionalmente no eran inherentes a su función, pero que ahora lo son por ordenamiento presidencial.
Mi sentido común me dice que, al margen de las maniobras y peripecias legislativas que se van a defender, y de la sombra fantasmagórica que existe en el control de cuatro de los miembros nombrados en este régimen, debemos acordar una negociación, para que esta temática no sea tan radical, como lo es en la actualidad, ni se use para fines políticos, como se está utilizando, y que la Suprema Corte salga airosa de este enorme conflicto legal y de intereses, y así podemos seguirla respetando, igual que al Senado y a la Cámara de Diputados, para poder ingresar al mundo democrático real y a la libertad que todas las ideologías defienden.
Esta es la opinión, no de jurista, sino de alguien que ha leído a Hegel, busca la conciliación y respeta otras opiniones, no solo las propias.
Al margen de las maniobras y peripecias que se van a defender, debemos acordar una negociación
Los que están a favor de continuar señalan que no es posible liberar a tantos que no han sido juzgados
Descartes: Pienso, luego existo… Debe imperar el sentido común vs las peripecias jurídicas y debe encontrar la Suprema Corte _ el término adecuado que proteja la justicia, pero que no violente los derechos humanos; ese es su trabajo. No el de hacer política, sino de buscar la norma para el bien común.