El ala dura presiona a Putin
L Los arietes nacionalistas del presidente ruso piden la «ejecución» de los comandantes por el fracaso en la guerra de Ucrania L La revuelta de los concejales que exigen su dimisión crece y se extiende a tres ciudades
El goteo sigue: ya son 85 los ediles de tres ciudades rusas que exigen la marcha de Putin. En San Petersburgo piden presentar cargos contra él por «traición». En Moscú denuncian que «su gobierno obstaculiza el desarrollo de Rusia».
Después de un fin de semana de fuertes reveses en el campo de batalla para Rusia, el portavoz del Kremlin dijo ayer que la guerra en Ucrania continuará hasta que se alcancen los objetivos del presidente, Vladimir Putin.
Dimitri Peskov se negó a comentar sobre una amenaza emitida por el ex primer ministro de Rusia, Dimitri Medvedev, que advirtió de que Ucrania afrontará nuevas demandas de rendición total.
Aunque el Ministerio de Defensa aparenta normalidad llamando «reagrupamiento» a la retirada, Putin por primera vez afronta presión por dos lados. Resulta que no sólo empiezan a quejarse algunos rusos moralmente contrarios a lo que el Kremlin insiste en llamar «operación militar especial». Destacadas figuras de la injerencia militar rusa de 2014, como Igor Strelkov, han dado la guerra por perdida.
Boris Nadezhsin, ex diputado de la Duma, ha advertido de que es imposible vencer a Ucrania con estos medios y métodos de guerra colonial. De nuevo está sobre la mesa una llamada general a filas.
Los portavoces más nacionalistas del putinismo, partidarios de liquidar la soberanía ucraniana, están agitados. En su canal de Telegram, uno de los principales propagandistas del Kremlin, el popular presentador Vladimir Soloviev, pidió la «ejecución» de los comandantes rusos que permitieron la contraofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania en la región de Jarkov: «No disculpo a nadie, menos todavía a muchos jefes con charreteras, no volveremos a llamarlos comandantes, que son dignos de destitución con deshonra, además de un proceso criminal o incluso de ejecución. Y hasta puedo nombrar algunos apellidos de los que toman decisiones».
Las críticas salpican incluso a Putin indirectamente. Serguei Mironov, el líder del partido Rusia Justa, que ha jaleado la invasión de Ucrania, criticó a las autoridades por festejar, con la presencia del presidente, el cumpleaños de Moscú este fin de semana: «¡No puede ser y no debería ser que nuestros muchachos estén muriendo hoy y estemos fingiendo que no pasa nada!».
La retirada de Kiev primero y la huida de Jarkov están minando la imagen de estratega implacable que Putin ha estado forjándose durante años. El presidente está más fuera de la realidad que nunca. El miércoles pasado declaró que Rusia «no había perdido nada» como resultado de la guerra, una afirmación que contradice las estimaciones occidentales de decenas de miles de bajas rusas.
La sorpresa ha sido el goteo de concejales de 18 distritos de las ciudades de Moscú, San Petersburgo y Kolpino que firmaron una declaración pública exigiendo la renuncia del presidente ruso. En la tarde del lunes el documento había sido rubricado ya por más de 85 ediles y siguen sumándose adhesiones.
«Nosotros, diputados municipales de Rusia, creemos que las acciones del presidente Vladimir Putin dañan el futuro de Rusia y el de sus ciudadanos. ¡Exigimos la renuncia de Vladimir Putin al cargo de presidente de la Federación Rusa!», dice la petición, que cualquier representante puede firmar por internet.
Todo empezó la semana pasada. La junta de distrito de Smolny de San Petersburgo pidió a la Duma Estatal de la Federación Rusa (la cámara baja del Parlamento ruso) que presente cargos por traición contra Putin para destituirlo de su puesto debido a la guerra en Ucrania.
La idea fue de un grupo de siete representantes de la junta de distrito, nominalmente compuesta por 20 concejales, que aprovechó la ausencia de varios integrantes del partido gubernamental Rusia Unida para aprobar por sorpresa esta iniciativa. Las fuerzas del orden han abierto un expediente contra ellos por «desacreditar» al Ejército ruso.
Desafiando la presión de las autoridades, una recogida de firmas entre concejales de Moscú, San Petersburgo y Kolpino está ahora sobre la mesa. «El texto de la petición es conciso y no ‘desacredita’ a nadie», dice Xenia Torstrem, concejal de San Petersburgo, que avisó de que las nuevas firmas todavía debían ser verificadas.
«El proceso de firmas avanza», confirma a EL MUNDO Dimitri Paliuga, edil de San Petersburgo (distrito de Smolny) y uno de los concejales que se han rebelado contra el Kremlin. Las razones son claras: «Estamos en contra de matar ucranianos, desmilitarizar Ucrania es absurdo y encima ha pasado lo contrario, ahora tiene más armas».
En Moscú los ediles rebeldes denuncian que desde el segundo mandato de Putin, «todo ha ido mal». Por eso se han dirigido al presidente ruso para decirle que «su modelo de gobierno está irremediablemente desactualizado y obstaculiza el desarrollo de Rusia».
Paliuga fue citado en la comisaría por posibles cargos de «desacreditar» al ejército ruso, pero luego fue puesto en libertad. «Tengo juicio mañana [por hoy] y al día siguiente les toca al resto de mis compañeros concejales», explicaba Paliuga el lunes por la mañana. Aun así el número de ediles insumisos crece.
Como explica Tatiana Stanovaya, analista política rusa, la estrategia para describir la guerra como una «operación militar especial» que no tiene por qué afectar a la vida cotidiana de la mayoría de los rusos se basó en la «expectativa de que Rusia ganaría rápidamente». Con tantos contratiempos, el hecho de que las cosas no van según lo planeado es cada vez más difícil de ocultar.
«Su modelo de gobierno está obstaculizando el desarrollo de Rusia» «Estamos en contra de matar ucranianos y desmilitarizar el país es absurdo»