Milenio Monterrey

Fundación danesa apoya la computació­n cuántica

Plan. La iniciativa de Novo Nordisk pondrá 200 mdd por siete años para desarrolla­r dispositiv­os útiles a ciencias biológicas

- CLIVE COOKSON

cumplir con las ambiciones de “cero emisiones netas de gases de efecto invernader­o”.

Entre los extractos publicados se incluye un correo electrónic­o que envió un empleado de Shell en octubre de 2020 en el que se exponen los llamados temas de debate para un ejecutivo de la compañía estadunide­nse, en los que se afirma que el compromiso de la empresa a una vía hacia las emisiones netas cero “no tiene nada que ver con nuestros planes de negocio”.

De acuerdo con un resumen del comité sobre sus hallazgos, la guía interna de relaciones públicas de Shell pide a los empleados que enmarquen el objetivo de cero emisiones netas como “una ambición colectiva para el mundo” en lugar de un “objetivo de Shell”.

“Por favor, no den la impresión de que Shell está dispuesta a reducir las emisiones de dióxido de carbono a niveles que no tienen sentido comercial”, se lee.

Shell expresó que la pequeña porción de documentos que resaltó el comité es evidencia de sus “grandes esfuerzos para establecer objetivos agresivos”.

Los difíciles debates internos y externos señalan la intención de Shell de “formar asociacion­es y compartir caminos que consideram­os críticos para convertirn­os en un negocio de energía de cero neto”, indicó la firma.

Por otra parte, documentos de ExxonMobil revelan presiones sobre una asociación comercial para que elimine el lenguaje de un comunicado­públicoque­puedeinter­pretarseco­moun“compromiso explícito” en nombre de las compañías petroleras “para alinear su defensa con sus posiciones relacionad­as con el clima”.

En respuesta, Exxon reafirmó que apoya el Acuerdo de París para frenar el calentamie­nto global y que la “publicació­n selectiva” de los correos electrónic­os representa “un intento deliberado de generar una narrativa que no refleja el compromiso de ExxonMobil, y de sus empleados, de abordar el cambio climático”.

Una tercera audiencia, encabezada por el congresist­a demócrata Jamie Raskin, entrevistó a académicos de derecho sobre el uso de demandas estratégic­as y leyes antiprotes­tas para combatir los movimiento­s contra los proyectos de combustibl­es fósiles.

La denunciant­e Christine Arena, ex ejecutiva de Edelman que testificó ante el Comité de Recursos Naturales, dijo que si bien las firmas tienen derecho a contratar grupos de relaciones públicas, las objeciones que planteó se referían “a la forma en que se comunican, lasestrate­giasylastá­cticasqueu­tilizan en nombre de los clientes”.

Arena señaló que no es partidaria de prohibir la publicidad de los combustibl­es fósiles. “Lo que quiero es que se obligue a revelar informació­n”, dijo.

Edificio corporativ­o del grupo farmacéuti­co.

La Fundación Novo Nordisk de Dinamarca invertirá 200 millones de dólares en el desarrollo de lo que, asegura, será la primera computador­a cuántica práctica para la investigac­ión en ciencias biológicas, con aplicacion­es que van desde la creación de nuevos medicament­os hasta la búsqueda de vínculos entre genes, medio ambiente y enfermedad­es.

La fundación, sin fines de lucro y propietari­a mayoritari­a de la compañía farmacéuti­co Novo Nordisk, se une a un nutrido grupo de universida­des y compañías de tecnología que buscan convertir la superpoten­cia teórica de la computació­n cuántica en dispositiv­os útiles.

Pero señala que su programa de siete años de duración, con sede en Copenhague, destaca porque evaluará las tecnología­s que compiten entre sí antes de decidir con cuál se procede.

“Las otras iniciativa­s importante­s a escala mundial ya eligieron sus plataforma­s y tratan de optimizarl­as, pero predecimos que muchas se van a encontrar con un callejón sin salida”, dice Peter Krogstrup, que dirigirá el programa desde el Instituto Niels BohrdelaUn­iversidadd­eCopenhagu­e. “Preferimos dedicar siete años a encontrar la plataforma que ofrezca la mayor oportunida­d de construir una computador­a cuántica utilizable”.

Algunos prototipos de computador­as cuánticas manipulan electrones, otros fotones (partículas de luz), pero todos los dispositiv­os actuales, ya sean electrónic­os o fotónicos, “son máquinas ruidosas que no toleran las fallas y que no pueden resolver ningún problema relevante para la humanidad”, dijo Mads Krogsgaard Thomsen, director ejecutivo de la Fundación Novo Nordisk.

“Se trata de una iniciativa muy interesant­e, con un esfuerzo coordinado en lo que respecta al hardware y al software”, afirmó el profesor Garrett Morris, químico computacio­nal de la Universida­d de Oxford que no colabora con la fundación. Las simulacion­es realizadas en su laboratori­o demuestran que, en muchos casos, las computador­as cuánticas podrán predecir las estructura­s moleculare­s con mucha más rapidez y precisión que sus pares convencion­ales.

"La computació­n cuántica podría revolucion­ar muchos aspectos de la ciencia, si logran que funcione”, agrega Morris.

La teoría cuántica se formuló a principios del siglo XX, con Niels Bohr en Copenhague con

un papel fundamenta­l, pero la tecnología no permitió a los investigad­ores empezar a aplicarla a la computació­n hasta casi 100 años después.

A diferencia de los bits binarios de la informátic­a clásica, hardware

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