19 de septiembre de 1985: la radio estuvo ahí
Eran las 07:19 del jueves 19 de septiembre de 1985 cuando en la Ciudad de México se dejó sentir el terremoto más devastador en la historia de la capital del país; la incomunicación fue la constante, por lo que entre las principales cadenas de radio de Monterrey y la ciudad afectada se organizaron enlaces para reportar a las personas que iban siendo encontradas con bien, lo cual llevó calma a miles de familias a lo largo de la República
Mmás ira, Héctor, la zona
dañada en este segundo temblor del jueves – 19:38 horas - es la del centro de la gran ciudad: la colonia Roma, la colonia Juárez, la colonia Doctores, la Morelos, Tlatelolco, la Narvarte y ahora también, pero en poca proporción, la colonia Del Valle y la parte sur de la Ciudad de México.
“A grandes rasgos son las colonias más dañadas. Eso sí, aquí en el centro de la Ciudad de México, volteas tú a la derecha y ves edificios caídos, volteas a la izquierda y ves lo mismo, parece el centro de la gran ciudad como si hubiera sido bombardeada”.
Esta conversación se desarrollaba de cabina a cabina, desde la cabina de XEAW Radio en Monterrey hasta la cabina de XEW La Voz de la América Latina, en la Ciudad de México. El colega locutor Rubén López Córdova nos daba a conocer cuál era la situación en la capital del país, horas después del segundo temblor del jueves 19 de septiembre de 1985.
Ese jueves por la mañana, de nuevo la radio se impuso a la televisión en la cobertura –sobre todo nacional– de las primeras horas después del gran sismo de 7.8 grados en la escala de Richter, que sacudió a la Ciudad de México a las 07:19.
Durante la madrugada del viernes en otra transmisión de AW de Monterrey y la XEW de la Ciudad de México surgió la idea de un radioescucha que le gustó al colega Rubén López Córdova y la pusimos en práctica: López Córdova nos abriría un espacio diario de 03:00 a 03:15. Durante el día, personas con familiares o amigos en la Ciudad de México nos preguntaban sino habían resultado afectados por los terremotos. Erala mejor hora de recepción para nosotros en Monterrey, para escuchar al aXE W de México, ala quemo ni toreábamos desde nuestra cabina.
En los primeros días, después del terremoto, la Ciudad de México quedó prácticamente aislada del resto de la República y del mundo. Las imágenes que nos mostraba la televisión nacional iban aumentando día a día, así como la preocupación y la angustia de muchos nuevoleoneses por conocer la situación en la que habían quedado sus seres más queridos en la capital de la República.
Los periódicos nacionales del 23 de septiembre contabilizaban los daños y consignaban el hallazgo de más de 3 mil 500 cadáveres y aseguraban que habría, al menos, mil 500 personas atrapadas todavía entre los escombros de más de 7 mil construcciones dañadas. Los damnificados sumaban más de 30 mil y la mitad seguía durmiendo a la intemperie.
La propuesta de informar vía enlace encontró una respuesta inmediata. Y así, durante los primeros días, además del invaluable trabajo de los radioaficionados, se pudo llevar un poco de calma y tranquilidad a miles de radioescuchas en Nuevo León, quienes se desvelaron con nosotros en espera de los mensajes de sus familiares o amigos a través dos estaciones radiodifusoras.
En la historia de la radio del siglo XX en México, 1985 quedó como un parteaguas para la radiodifusión, ya que se consolidaron los programas que proyectaron a figuras como el desaparecido Francisco Huerta, José Gutiérrez Vivó y Pedro Ferriz de Con, entre otros ilustres colegas de la radio nacional. Las coberturas dadas por nuestra XEAW Radio 1280 KHZ, tres años más tarde, al paso del huracán en 1988, la posicionaron desde entonces como la primera estación de radio habla da del noreste de México.
Un año después del terremoto, en septiembre de 1986, recibimos en la redacción de nuestra estación un sobre enviado desde París, vía la embajada de Francia en México. En el sobre venía una carta membretada, en donde se hacía patente el agradecimiento de un funcionario consular, cuyo nombre habían escuchado sus amigos aquí en Monterrey y posteriormente comunicado a su familia en París, a los dos días del terremoto.
El funcionario no se había podidocomunicar oportunamente con su familia en París para tranquilizarla, debido a los daños generalizados que sufrieron las líneas de teléfono que quedaron destruidas por el sismo. Sus amigos de Monterrey lo hicieron por él, al escuchar su nombre y su estado de saludenuno de los enlaces de X EA W de Monterrey con la capital. La instantaneidad de la radio se había impuesto a la ubicuidad de la televisión.