Ayotzinapa: ¿crimen o encubrimiento de Estado?
Creo que se puede hablar del caso Ayotzinapa como un crimen de Estado en un sentidolaxo,porqueparticiparonenélautoridades locales, policías y militares que son parte del Estado.
Pero difícilmente puede predicarse como crimen de Estado en un sentido estricto: como un crimen cometido a consecuencia de una política general o de una instrucción precisa venida de la cúspide del Estado para exterminar o agredir a un grupo social determinado.
Deloquepodríahablarseenunsentido estricto, creo, si la información y los testimonios contenidos en el nuevo Informe sobre Ayotzinapa tienen solidez documental y valor judicial probatorio, es de un “encubrimiento de Estado”.
Si se prueba judicialmente que la entonces Procuraduría General de la República manipuló la investigación para excluir de responsabilidades al Ejército, estaríamos frente a una decisión de encubrimiento de Estado, que involucraría al jefe del Procurador, que entonces no era autónomo, sino dependiente, en forma directa, del presidente de la República.
EsdifícilpensarqueestadecisióndeencubrimientodeEstado,silahubo,nofuese al menos consultada o compartida con los miembros del gabinete responsables de la seguridad, y con las Fuerzas Armadas, directas beneficiarias del encubrimiento.
A juzgar por la reacción de las autoridades contra la filtración del Informe original, sin testar, el gobierno no quiere ir hasta allá, o al menos no todavía.
La filtración acelera los tiempos de la opinión pública, genera juicios tajantes en favor y en contra, y pone al gobierno en lapresióndetransparentartodoloquesabe, todo lo que el Informe contiene, y las consecuencias judiciales de su contenido.
El gobierno procedió con rapidez a encarcelar al ex procurador y al militar responsable de la plaza de Iguala, activando además una avalancha de casi80órdenesdeaprehensión que la Fiscalía otorgó al principio y redujo luego en 40 casos. Ha empezado así la típica secuela de opacidad y decisiones contradictorias de los procesos judiciales mexicanos de gran visibilidad: nada queda claro salvo los hechos consumados.
La posibilidad de probar penalmente el encubrimiento de Estado es remota, pero sus posibilidades de manipulación política para el gobierno son considerables.
Nada queda claro salvo los hechos consumados
EL PAÍS DE NUNCA JABAZ/INEFICIENCIAS