Oigan… ¿y Debanhi?

Hace un par de meses escribí en estas páginas sobreel caso de la muerte de Debanhi, después de que se diera a conocer una tercera autopsia y cuando se dijo por primera vez que la F GR a traería el caso. Decía :“Y como llevamos tantos años en esto, podemos adelantar que en unos días o semanas o meses —así es la cosa— nos presentará na uno o dos o diez culpables de la muerte de Debanhi(oaningu no, debí escribir) con pruebas tan frágil es como las tres autopsias. Y cada uno creerá lo que quiera y algunos terminarán en la cárcel y otros no”.

En estos días en que el asunto Ayotzinapa se ha vuelto un laberinto de intereses, ineficiencias y politiquería, he vuelto a pensar en la muerte de Debanhi.

Por desgracia, no me equivoqué. Y eso que el cuerpo de la joven regiomontana fue hallado, que se sabe con quién había estado antes, que se tienen sus llamadas, que se tienen fotos y videos de ella la noche que falleció… en fin.

Ayer el subsecretariodijo que la F GR, que atrajo el asunto, lo está estudiando. Okey, aquí esperamos.

Tampoco es que se necesitara a Sherlock Holmes. Pero se acumulan los días y nada, y cada nuevo día, pues será peor.

Si con ese no han podido… quién algún día imaginó que podrían con la masacre de una noche en Iguala en donde los responsables: algunos policías, algunos militares, algunos criminales de oficio, desaparecieron a 43 muchachos.

En aquella columna también escribí que en México los crímenes no se resuelven.O seré más preciso: nueve de cada diez casos no se resuelven. Y cuando tienen atención mediática y por lo tanto consecuencias políticas, menos. El inventario es amplio, van algunos: hoy en la conciencia colectiva hay tantas versiones como opiniones sobre quién mató a Col o si o; quién y cómo se asesinó al cardenal Posadas; dónde está Manuel Muñoz Rocha; cómo es que Abraham Polo Uscanga se suicidó con más de un balazo; qué pasó en verdad con Digna Ochoa; cuánto fuego se necesita para incinerar a cuántos estudiantes de Ayotzinapa o si algún cuerpo fue algún día incinerado en el basurero de Cocula; qué pasó en verdad con Ernest in a As cencioenZongoli ca oquép as óconl aniña Paul et te Geb ara.

Creo que con el tiempo el aporte del GIEI será el de cómo ha desnudado un sistema de justicia que simplemente no funciona, no tiene cómo y a nadie le interesa que funcione.

Seré más preciso: nueve de cada diez casos no se resuelven