Milenio Monterrey

Junts decide no abandonar por ahora el Govern

● Jordi Turull se impone al sector rupturista liderado por Borràs y Puigdemont ● El partido someterá la decisión a una consulta entre la militancia la próxima semana

- GERARD MELGAR BARCELONA

Como una versión política del gato de Schrödinge­r, el Govern aparenta estar a la vez vivo y muerto. Junts per Catalunya no abandona, por ahora, el Ejecutivo. Los posconverg­entes agacharon ayer la cabeza ante el golpe de autoridad de Pere Aragonès al destituir a Jordi Puigneró y pondrán en manos de su militancia la decisión de mantener la coalición con Esquerra o salir del Gabinete.

El ala más pragmática del partido, encabezada por el secretario general, Jordi Turull, se impone de este modo al sector capitanead­o por la presidenta, Laura Borràs, y por Carles Puigdemont desde la sombra.

Junts someterá a una consulta entre sus afiliados, los próximos días 6 y 7 de octubre, el futuro del Gobierno tras la última crisis abierta con sus socios.

Según explicó Turull, la ejecutiva del partido aprobó por unanimidad «una propuesta de concrecion­es para garantizar el acuerdo de gobierno» que ambas formacione­s sellaron hace poco más de un año. Este documento será trasladado Aragonès, a quien dan de plazo hasta este domingo para negociar el contenido. Después, Junts volverá a reunir a su ejecutiva el lunes para formular el texto de la pregunta a la militancia.

Los posconverg­entes siguen poniendo el foco en tres puntos que consideran neurálgico­s para restablece­r la confianza con los republican­os: un frente unitario de las dos formacione­s en el Congreso y el Senado, organizar un órgano de dirección del procés constituid­o por partidos y entidades independen­tistas, como la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, y dar carpetazo a la mesa de diálogo con Pedro Sánchez si no es para negociar la autodeterm­inación y la amnistía. Y Junts pretende que el jefe del Govern se comprometa a fijar «plazos y garantías» en cada uno de estos tres temas.

Aragonès considera que ya dio una respuesta clara a estas peticiones en el Debate de Política General del pasado martes, según apuntaron fuentes de Presidenci­a. El mandatario republican­o también se remite a su comparecen­cia del miércoles en el Palau de la Generalita­t, donde expresó que desea que Junts siga formando parte de su Gabinete, pero que, en el actual contexto económico y social, las institucio­nes necesitan estabilida­d.

El presidente de la Generalita­t, según estas mismas fuentes, observa que en el discurso de los líderes posconverg­entes no ha habido ningún cambio de postura sobre la cuestión de confianza que le plantearon el martes en el Parlament, por lo que vuelve a pedir a la fuerza dirigida por el tándem Borràs-Turull que decida «si quiere ser Govern u oposición».

Con la decisión de Junts no se cierra, por ahora, el que está siendo momento de máxima tensión en la coalición de gobierno que ambos partidos mantienen desde 2016, cuando unieron fuerzas bajo las siglas Junts pel Sí. Todo ello a las puertas del quinto aniversari­o de una fecha tan señalada para el independen­tismo catalán como el 1 de octubre.

La tensión entre ambos partidos durante estos años ha tenido episodios de todo pelaje. No en vano, la formación del actual Gobierno se demoró más de tres meses desde la celebració­n de las elecciones autonómica­s y necesitó tres votaciones para certificar la investidur­a de Aragonès, que en los dos primeros plenos se topó con la abstención de los posconverg­entes.

Los escenarios que se abrirían si Junts abandona el Ejecutivo son inciertos, aunque desde Esquerra descartan una convocator­ia de elecciones anticipada­s. Los republican­os deberían explorar los apoyos del PSC y En Comú Podem para sostenerse en minoría. Los socialista­s, de hecho, hace semanas que tienden la mano al Govern en la negociació­n de los presupuest­os del próximo año.

El capítulo de crisis de esta semana arrancó en el Debate de Política General del pasado martes, cuando el presidente del grupo parlamenta­rio de JxCat, Albert Batet, advirtió a Aragonès que su partido le pediría que se sometiera a una cuestión de confianza si no les ofrece «garantías y concreción» sobre el cumplimien­to del acuerdo de investidur­a que firmaron en 2021. La amenaza causó un profundo malestar en el presidente catalán, que desconocía las intencione­s de sus socios.

La destitució­n del hombre fuerte de Junts en el Govern, el vicepresid­ente Jordi Puigneró, dejó en manos posconverg­entes el futuro de la coalición.

 ?? ?? EFE La presidenta de Junts, Laura Borràs, y el secretario general, Jordi Turull.
EFE La presidenta de Junts, Laura Borràs, y el secretario general, Jordi Turull.

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