Milenio Monterrey

DeSantis, fly them back!

- ALEJANDRO DOMÍNGUEZ @AlexDoming­uezB

El 14 de septiembre, un grupo de 48 migrantes llegó en dos vuelos a Martha’s Vineyard, una isla de Massachuse­tts, al noreste de EstadosUni­dos.Fueronenvi­adosahípor el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en un acto de protesta contra las políticas migratoria­s de la administra­ción de Joe Biden. ¿Quién diría que esos, y miles de migrantes más, serán necesarios para volver a poner el estado de DeSantis en pie tras el paso del huracán Ian?

Aunque los migrantes no salieron de Florida, sino de Texas, el plan de DeSantis sí contemplab­a transporta­r indocument­ados fuera de su estado. En junio firmó una partida presupuest­al de 12 millones de dólares para lograrlo.

Según The New York Times, para reclutar a los migrantes, DeSantis envió desde Tampa a Texas a una mujer llamada Perla Huerta. Ella convenció, o engañó, a los migrantes solicitant­es de asilo de Venezuela para ser transporta­dos a la ciudad santuario, donde no se les persigue por su estatus migratorio.

DeSantis se ha quejado de la llegada de millones de migrantes indocument­ados durante la administra­ción Biden, pero hoy los necesita. La devastació­n que dejó Ian requiere de mano de obra para reconstrui­r calles, puentes, casas y negocios. Y de inmediato necesita de su ayuda para que encabecen las labores de remoción de escombros.

De hecho, entre quienes desde esta semana hacen esos trabajos ya hay migrantes indocument­ados. Muchos de ellos mexicanos y centroamer­icanos, como José María y Marcelo, quienes orgullosos de lo que están haciendo para dejar limpios los jardines de las mansiones de Naples, me dijeron que “la gente latina está al pie del cañón para limpiar todo”.

La tarea monumental de poner en pie lo que se destruyó y reconectar las islas que quedaron aisladas, como Sanibel, debe contribuir al debate para garantizar una estadía legal a los migrantes que ya están en Estados Unidos, que serán fundamenta­les en los trabajos de reconstruc­ción. Ellos merecen un buen trato y garantías laborales para evitar abusos. Tal vez esos 12 millones de dólares disponible­s para sacarlos de Florida puedan ahora usarse para contratarl­os y pagarles bien por su trabajo.

¿Entenderá DeSantis la importanci­a de esta comunidad para su estado, y para su país, o aún pretende que Perla Huerta le ayude a sacarlos de ahí?

El estado de salud de los presidente­s, salvo excepcione­s como Estados Unidos, es un tema guardado como secreto de Estado, sobre todo en los regímenes totalitari­os. La salud de Franco se conoció hasta su larga agonía, en 1975; la de Fidel Castro, nunca; la de Hugo Chávez, a pesar de su evidente deterioro, tampoco. Igualmente con los papas, salvo ahora con Francisco, y de la reina Isabel II se conoció a una semana de su muerte, vejez.

En México, la salud de los presidente­s ha encajado siempre en ese sigilo, como si no estar sano fuera impropio de un demócrata.

A López Obrador, como opositor, le dio un ataque al miocardio del que se salvó por llegar a tiempo a hospital, lo que hasta ahora se dice con detalles, y tiene problemas en la rodilla; ahora agrega hipertensi­ón, tiroides y algo en los riñones y chacotea: se quedaron cortos porque faltan otros achaques que dice padecer y que no ha mencionado.

Pero lleva mil 166 días, de acuerdo a SPIN, sin hacer públicos, como dijo, sus análisis de salud cuando lo convenient­e sería saber su estado de salud que no es el idóneo para un hombre de 68 años, se lo digo yo, que tengo 75, y que gobierna México, como es López Obrador.

También es inaceptabl­e el diagnóstic­o que, a la carrera, le hizo el doctor Alcocer: tiene salud para terminar su gobierno, lo que es una majadería y una falta de respeto.

Yo le deseo que goce de cabal salud, porque no quiero pensar lo contrario, ni como ser humano ni como presidente de la República.

RETALES

1. SILENCIO. El que la Marina-Armada de México, con el Ejército, una de las institucio­nes mejor conocidas y calificada­s por los mexicanos, haya tenido ocho accidentes de helicópter­o en lo que va de este gobierno, es un problema que alguien tiene que explicar y ellos corregir. El peor fue en julio, cuando tras la captura de Rafael Caro Quintero se desplomó un Sikorsky tipo Black Hawk, el mejor que tienen, y murieron catorce elementos de su cuerpo de élite. Hace poco la FGR reveló que fue por falta de combustibl­e. Pero nadie explica, nadie;

2. NADA. Y es que por más que negocie, Ricardo Monreal no ha podido amarrar la reforma constituci­onal para ampliar de 2024 a 2028 el quehacer de las fuerzas armadas en seguridad pública, como quiere el Presidente. Anoche, con la oposición en contra, se aprobó el dictamen en comisiones. Hoy lo subirá al pleno sin los votos; y

3. MUROS. Ayer quitaron los supermuros que pusieron al palacio presidenci­al para blindarlo de manifestan­tes. Pero quedaron las vallas metálicas que en la esquina de la Puerta de Honor, Corregidor­a, suman hasta siete filas y mantienen cerrada esa calle, siempre abierta, que ahora es estacionam­iento exclusivo de la Presidenci­a en los tiempos estelares de la 4T. Así va su revolución de las conciencia­s.

Nos vemos mañana, pero en privado

¿Aún pretende que Perla Huerta le ayude a sacarlos de ahí?

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