Confeccionista de collares
Se edita en México (CRÍTICA, 2022) Doce Césares de Mary Beard, rico en ilustraciones. Me detuve en unas caricaturas imperiales que Rubens hizo en papel. En una del emperador Domiciano éste le apunta a una mosca y junto leemos “ne musca” (“ni una mosca”). Para la explicación completa hay que ir a un pasaje de Suetonio en Los doce Césares (edición de Sepan Cuantos): “III. Al comienzo de su reinado se encerraba solo todos los días durante horas enteras para cazar moscas, a las que enristraba con un punzón muy agudo. Semejante costumbre dio motivo a un chiste de Vidio Crispo, el cual, preguntado un día si había alguien con el emperador: ‘No, contestó, ni siquiera una mosca’”. Al paso, una curiosidad: en español tanto la versión que cité como la de Gredos traducen el stilo del latín como punzón; y tanto Mary Beard como otras dos versiones al inglés (incluyendo una de Robert Graves) especifican stilo como pluma, es decir, un “estilo” para escribir sobre las tablillas de cera.
Ahora bien, no creo ser el único que ante el pasaje de Suetonio se preguntara respecto al picamoscas Domiciano: ¿su diversión consistía sólo en matarlas así o también las torturaba? Es oficial: Mary Beard se refiere en dos párrafos casi seguidos a que “Domiciano torturaba a las moscas” y más adelante lo llama “el torturador de moscas Domiciano”.
Dicho lo cual me temo que el compa empe Domiciano era un niño de pecho (o de Shakespeare, cuando dice en King Lear, IV, I, que somos para los dioses como las moscas para los niños juguetones o traviesos: nos matan por diversión) si voy a uno de los cuadernos de Elias Canetti. Refiere que una compañera de habitación de la pianista Misia Sert en su juventud resultó ser una experta cazamoscas y había descubierto el punto exacto donde introducir la aguja para ensartarlas sin que murieran. “De este modo confeccionaba collares de moscas vivas y se extasiaba con la celestial sensación que el roce de las desesperadas patitas y las temblorosas alas producía en su piel”.