¡Gloria a Ucrania! (¿así también es fascista?)
El territorio de la mentira parecía haberse estrechado cuando la democracia liberal se consagró —casi globalmente— como la alternativa más viable y deseable de gobierno. Naturalmente, no dejaron de escucharse las voces de los denunciantes de siempre asociando ese modelo, esa manera de llevar la cosa pública, a la maligna explotación del hombre por el hombre, o sea, atribuyéndole al sistema democrático una condición de cómplice del “gran capital”, de valedor del “imperialismo yanqui” y de gran vigilante de los beatíficos ciudadanos.
Y es que, pues sí, el mundo está también poblado de individuos permanentemente inconformes que ven conspiraciones por todos lados. Uno pensaría quenosonmerecedoresdelasbondades de la modernidad en tanto que no sólo no las aprecian en lo personal sino que se dedican a arremeter machaconamente, una y otra vez, contra el orden establecido. Sus reclamaciones no podrían tener lugar bajo la férula de un régimen dictatorial porque en la feliz utopía edificada por los revolucionariosnohay lugar para la disidencia ni tampoco puede expresarse el pensamiento crítico. Pero, bien afincados aquí entre nosotros y beneficiarios directos de los mismos derechos y las mismas garantías, vociferan, cuestionan, denuestan, difaman, calumnian y denigran a sus anchas.
Justamente, se han apropiado igualmente de una prerrogativa más, a saber, la de mentir descaradamente y distorsionar de manera alevosa la realidad. Y, estando ahora tan amenazadas nuestras (muy frágiles) democracias al haberse aparecido tantos caudillos populistas en elespaciopúblico,elvenenodeestagente es doblemente pernicioso: inmunes a la razón, suscritos al ejercicio de un pensamientomuyrudimentario(negrooblanco, sin matices ni gradaciones), fanatizados y descontentos de origen, se pondrán al servicio de las causas más infamantes y responderánprontamentealosllamados para acallar a quienes no comulgan con los dogmas oficiales.
Enesteespacionunca se expresó simpatía alguna por los fascistas ucranianos liderados por Stepán Bandera, más allá de que la embajada de Rusia haya publicado un tuit — celebrado por decenas de seguidores en la red— para tildar de nazi a este escribidor por haberle puesto ¡Slava Ukraini! de título el martes pasado. Significa “gloria a Ucrania” y era, precisamente, un reconocimiento a la heroica resistencia del pueblo ucraniano, hoy día, ante la brutal invasión lanzada por Putin. En fin...
El veneno de esta gente es doblemente pernicioso