En Morena no hay preguntas estúpidas
¿Quién debe ser la persona que ocupe la Presidencia a partir de 2024? ¿Quién debería abanderar al partido Morena en los comicios de ese año? ¿Quién representaría mejor la identidad de la Cuarta Transformación en los comicios presidenciales? ¿Quién honraría mejor el legado de Andrés Manuel López Obrador una vez que el actual presidente deje Palacio Nacional?
Una buena respuesta es hija de una buena pregunta. Eso se sabe desde que Sócrates deambulaba con sus alumnos y en el presente las casas encuestadoras entienden bien que un sesgo en las interrogantes induce cualquier resultado.
Morena está haciendo todo lo posible para asegurar la unidad. Mario Delgado, presidente de esta fuerza política, precisó el martes pasado que la candidatura presidencial surgirá de encuestas celebradas en dos etapas.
También informó que el resultado final no se daría a conocer sino hasta el mes de diciembre de este año.
Este último dato es relevante, ya que para esa fecha los partidos de oposición muy probablemente tendrán resuelta su respectiva nominación y por tanto las posibilidades de defección para un aspirante morenista serían prácticamente nulas.
¿Qué quiere decir Delgado con que el proceso se realizará en dos etapas? Esta puede ser la clave del proceso de selección. ¿Se van a realizar dos preguntas? ¿Se va a encuestar primero a la población en general y en un segundo momento únicamente a las y los militantes de Morena?
Una pregunta mal intencionada o una ponderación sesgada de dos respuestas podría dejar fuera de la contienda a más de un aspirante.
De ahí que, por ejemplo, Marcelo Ebrard habría de preferir una pregunta única: ¿Quién debe ser la persona que ocupe la Presidencia a partir de 2024? Y tendría también que dirigirse a población abierta. Si el sondeo se realizara hoy, con ambas reglas, el canciller tendría posibilidades altas de quedarse con la candidatura. En cambio, si se cuestiona a la militancia de Morena y la interrogante fuese sobre la persona que mejor continuaría con el proyecto de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum llevaría mano.
Zoom: ¿una o dos preguntas? ¿A población abierta o a población cerrada? He ahí los dilemas.
El partido realiza todo lo posible para asegurar la unidad