Sheinbaum, El Escorpión Dorado y la banalización
La entrevista que El Escorpión Dorado hizo a Claudia Sheinbaum provocó decenas de notas, miles de posteos en redes y una conversación sobre política y gobierno que pocas veces se ve fuera de esos círculos. Quizá no había algo similar desde que Mariana Rodríguez se sumó a la campaña de su esposo para gobernador de Nuevo León, la cual ganaron.
El Escorpión Dorado subió a su canal de YouTube una entrevista de media hora donde se tocaron temas relevantes como el Metro o los contrincantes de Sheinbaum en Morena, pero con un acercamiento amistoso. Incluso mostró la oficina de la jefa de Gobierno y cómo se relaciona con la gente en las calles. Con ella logró generar más conversación e interés real sobre la precandidata presidencial que muchas otras entrevistas en medios nacionales e internacionales. Es solo la comprobación número enemil de la influencia y el poder que tienen, desde hace muchos años, los youtubers y creadores de contenido pese a que desde el periodismo tradicional, la academia y el círculo rojo se les siga ninguneando. La gente los quiere, los busca y, según el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, 68 por ciento de la gente en México se informa en redes sociales. De ese total, 37 por ciento utiliza YouTube para informarse.
El que candidatos o precandidatos acudan a programas populares no es nuevo. Pero antes solo tenían tres minutos de entrevista en los programas matutinos de revista en televisión, donde intentaban conectar infructuosamente con una audiencia poco afecta a la política y la mayor parte del resto del tiempo debían hablar de su programa de gobierno o hacer promesas en mítines. O debían pagar a influencers como el Partido Verde, en 2021, para hacer anuncios muy poco orgánicos.
Hoy queda claro que, ante el nivel de amplificación que están logrando en redes, los gobernantes y posibles candidatos preferirán seguir haciendo videos poco graciosos en TikTok o entrevistas con creadores de contenido que solo busquen entretener a su audiencia, que someterse al escrutinio y las preguntas reales de periodistas. Este fenómeno ya lo vimos en Colombia, donde hace unos meses Rodolfo Hernández logró llegar a la segunda vuelta presidencial gracias a su manejo de redes (en particular TikTok) y rodearse de creadores de contenido.
El Escorpión Dorado tiene 9.25 millones de suscriptores en YouTube (sin contar sus otros canales como Alex Montiel) y es uno de los creadores más influyentes y de mayores ingresos del país. Ha entrevistado en el mismo formato a decenas de personajes, entre ellos a Ricardo Salinas Pliego, Tenoch Huerta o, hace cuatro años, a los candidatos presidenciales José Antonio Meade y Jaime Rodríguez El Bronco. Ha señalado que recibe cotidianamente correos de senadores, diputados o alcaldes pidiéndole que los entreviste, a lo cual se ha negado pues, en el caso de los políticos, solo lo hará con personajes de interés nacional como candidatos o precandidatos presidenciales. También, que no cobró un peso por la entrevista.
¿Pero qué pasará cuando todos los candidatos prefieran ser entrevistados por youtubers o creadores menores que no tengan el mismo nivel económico y ético de Montiel, y no por periodistas incisivos? ¿Cómo vamos a saber cuáles son sus planes de gobierno si solo buscarán hacer videos “graciosos” para TikTok o rodearse de influencers? Esta entrevista fue un triunfo para los involucrados, pero la banalización de las futuras elecciones debería preocuparnos.
¿Qué pasará cuando los candidatos prefieran ser entrevistados por youtubers?