Acusa a una clase dirigente muy poderosa. Liz Truss culpa a la “ortodoxia” de su caída
La ex primera ministra británica Liz Truss culpó a la “ortodoxia” económica del Ministerio de Economía de otros países y de sectores del Partido Conservador en el gobierno de descarrilar su mandato y su “plan de crecimiento”. El mandato de Truss se vio truncado el año pasado después de que su minipresupuesto, en gran medida sin financiamiento, y sus recortes fiscales dispararon los costos del préstamo y las tasas hipotecarias, hicieron caer la libra esterlina y destrozaron la reputación de estabilidad financiera de Reino Unido.
En su primera gran incursión en política desde el abrupto final de su mandato tras poco más de seis turbulentas semanas en el poder, Truss escribió en The Sunday Telegraph que creía que su receta para Reino Unido, consistente en recortar impuestos y eliminar algunas regulaciones, era la correcta. No obstante, según escribió, no tuvo éxito porque subestimó “la masa de intereses creados” y la ortodoxia. “No tuve una oportunidad realista de poner en práctica mis políticas por culpa de una clase dirigente económica muy poderosa”. gumentos relevantes en la actualidad. Sus autores también proporcionaron un excelente resumen en VoxEU, el portal de noticias del organismo.
El argumento moral para separar el rendimiento de los recursos naturales del de otros activos es que los primeros son anteriores al esfuerzo humano. Su valor depende de este último, pero en ningún caso del de sus propietarios. La tierra que hay debajo de mi casa, por ejemplo, registró un enorme aumento de valor en las últimas décadas. Yo no he hecho nada para ganármelo. Ese ha sido el resultado de los esfuerzos de todos los que han contribuido a enriquecer Londres, incluidos, por supuesto, los ciudadanos en general, a través de sus impuestos. Una gran parte del valor de aglomeración de las ciudades productivas es captada de este modo por los propietarios de las tierras.
En economía, desde hace mucho tiempo se entiende que es sensato gravar los factores de producción cuya oferta no se ve afectada por su precio. Las existencias de capital reproducible son todo lo contrario. En una economía globalizada con libre circulación de capitales, es muy difícil gravar esos activos, como también ocurre con el capital humano móvil. En ambos casos, con el intento de hacerlo se corre el riesgo de reducir la oferta de capital y, por lo tanto, los ingresos; sin embargo, no es difícil gravar la tierra, que es por definición inmóvil.
Otro argumento a favor de gravar gran parte del valor de alquiler de la tierra es que el sistema crediticio financia ahora principalmente la propiedad de la tierra. De este modo, las rentas del suelo se convierten en intereses de una deuda improductiva. Las burbujas espe