La tormenta perfecta
N YLas decisiones de la ciencia y la política están divorciadas
ada es casualidad. Siempre empiezo a leer el libro, que en ese momento necesito. Sobreviviendo al siglo XXI. Chomsky & Mujica (editorial Debate), de Saúl Alvídrez, no es la excepción. Hoy que vivimos una crisis real de contaminación en nuestra ciudad, este libro reflexiona sobre el reto que tenemos frente al cambio climático, la democracia, la política y los valores. Estos dos referentes mundiales: Chomsky, reconocido catedrático del MIT, y Mujica, ex presidente de Uruguay, nos dan una cátedra de lo que es participar, arriesgar y actuar frente a los retos que enfrenta la humanidad. Si algo mequedaclaroalleerlosesqueelcambio climático es la posición política más significativa de cualquier gobierno o administración pública.
Las nuevas generaciones han heredado la tormenta perfecta que creamos y están pagando el precio. Porque lo hemoshechoaconciencia,sabiendoelriesgo. Información no nos ha faltado, hace 30 añosenlaConferencia de Kioto, la ciencia nos dijo lo que se venía, y la burocracia política hizo lo que sabe hacer: politizar en vez de actuar. “Los problemas de los refugiados migrantes de hoy serán incomparables con los que vienen con la crisis climática”, alerta Chomsky. Hoy en nuestra ciudad ya lo estamos viviendo; llegando o despegando en avión se puede ver una nata café que cubre la ciudad. Algunos días apenas se ven las montañas que nos rodean. Y este 2024 nohemostenidounsolodíadebuenacalidad del aire.
Lasdecisionesdelacienciaylapolítica están divorciadas. Hemos privilegiado a los intereses de la industria y economía, sobre la naturaleza. Un ejemplo es lo que sucede en la mayor economía del mundo. Al tomar el poder en el 2017, Trump no se había planteado ninguna pregunta sobre el cambio climático, aun cuando la ciencia nos lo confirma. El Gobierno federal parece seguir el mismo comportamiento: minimizar los daños que está causando la refinería en la Zona Metropolitana de Monterrey.
Y eso es solo un ejemplo de lo que es su política energética. Mientras los países y el mundo transitan a energías limpias y renovables, México se aferra a las energías fósiles no renovables que contaminan y nos están envenenando.
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Solo la participación ciudadana va a ser la diferencia en crear la ciudad y el país que necesitamos y queremos. Sigamos poniendo el tema público más importante del siglo en la mesa: el cuidado del único planeta que tenemos.