Milenio Monterrey

Crece división partidista sobre la percepción económica de EU

Veremos cómo responden demócratas y republican­os al informe del Departamen­to de Justicia que exonera a Biden del mal manejo de documentos y plantea preocupaci­ones sobre su memoria y edad

- RANA FOROOHAR NUEVA YORK

Tuve una experienci­a interesant­e la semana pasada durante un viaje a la Colgate University para dar una charla sobre un libro. Colgate, una pequeña institució­n de artes liberales, está ubicada a cerca de cinco horas de la Ciudad de Nueva York, al norte del estado.

Antes de contar mi historia, debo ofrecer un poco de contexto. Nueva York, al igual que muchos estados grandes con densas zonas urbanas y grandes extensione­s de tierra rural, es básicament­e dos estados separados. Está NYC y sus alrededore­s, que son ricos y demócratas. Y está el resto del estado, que en gran parte se inclina por los republican­os. Las zonas del norte, en particular, suelen ser conservado­ras, a pesar de los destellos azules de las ciudades universita­rias.

Esto se debe a que la parte norte de Nueva York alcanzó su apogeo económico en algún momento del siglo XIX, cuando el canal de Erie era una importante ruta de la cadena de suministro, y los neoyorquin­os ricos que todavía no podían viajar en avión a lugares más exóticos vacacionab­an en las montañas Catskill y Adirondack.

En estos días, las grandes compañías que nacieron en la región durante la Segunda Revolución Industrial —grupos como General Electric, IBM, Kodak y Xerox— ya trasladaro­n sus operacione­s a otras partes. El cambio hacia el transporte por carretera y por aire, así como la desindustr­ialización y la externaliz­ación, despoblaro­n y diezmaron económicam­ente la zona.

Esa es una de las principale­s razones por las que la administra­ción de Joe Biden fijó la mira a los estímulos fiscales en sectores como el de los semiconduc­tores. El presidente estadunide­nse hizo campaña con la promesa de invertir en áreas olvidadas, el tipo de lugares donde hombres blancos enojados

votaron por Donald Trump en las dos últimas elecciones. Algunos datos que se van a publicar hoy de la Brookings Institutio­n mostrarán qué tan exitosa ha sido esa campaña de inversión.

El proyecto One Chips Act involucra a Micron, una gran compañía de semiconduc­tores, que anunció una inversión de 20 mil millones de dólares en el norte del estado de Nueva York, que crecerá a 100 mil millones en las próximas dos décadas.

Ese es justo el tipo de proyecto que supuse que le encantaría a mi chofer, un ingeniero despedido que ahora dirige una compañía de taxis; sin embargo, para mi sorpresa, no tenía nada bueno que decir sobre el plan o las estrategia­s económicas basadas en el lugar que está aplicando esta Casa Blanca. “Todo va a ser un gran desperdici­o”, dijo, enfatizand­o que la compañía eligió la ubicación equivocada, ejercería demasiada presión sobre los sistemas de agua locales (un punto interesant­e para un conservado­r), y casi todas las demás quejas que se puedan imaginar. Esto a pesar de que se proyecta crear 50 mil puestos de trabajo. “Los demócratas simplement­e tiran el dinero por el drenaje”, sentenció.

Mientras escuchaba su punto de vista, le pregunté qué pensaba que hará Donald Trump por la región si fuera elegido. No ofreció ningún detalle, pero dijo: “a la gente de aquí no le gusta que le mientan”. En ese momento me di cuenta de que no estábamos teniendo una conversaci­ón política, sino emocional. Si bien no hay nada sorprenden­te en eso, es interesant­e señalar que, cuantitati­vamente, esto se ha convertido en un fenómeno cada vez más común en la política durante los últimos 20 años, sobre todo durante los tiempos de recuperaci­ón económica. Como muestra una investigac­ión de Stanford/NYU sobre la creciente división partidista en las percepcion­es económicas, la brecha en las percepcion­es económicas entre demócratas y republican­os aproximada­mente se duplicó entre 1999 y 2020, y las recuperaci­ones suelen ser el periodo más polarizado.

Los autores especulan que esto puede deberse a que los periodos de recuperaci­ón suelen caracteriz­arse por puntos de datos mixtos, a medida que cambia el ciclo económico; no obstante o, como comentamos el jefe de la oficina de Washington de Financial Times, James Politi; Marc Filippino, también del diario, y yo en el último episodio del podcast de Swamp Notes, los datos económicos de estos días prácticame­nte son todos buenos. Y, sin embargo, la división persiste.

No tengo ninguna duda de

que vamos a ver que se manifieste esta tendencia en la división ya partidista entre cómo responden demócratas y republican­os al nuevo informe del Departamen­to de Justicia de Estados Unidos que exonera al presidente Joe Biden del mal manejo de documentos, pero que también plantea preocupaci­ones sobre su memoria y su edad. Peter, terminaré esta nota con una gran pregunta para ti: ¿los demócratas van a cambiar de dirección y reemplazar­án a Biden? ¿O doblarán su apuesta?

Lecturas recomendad­as

-Aparte de la división cognitiva partidista, ¿por qué los estadunide­nses son tan desanimado­s con una economía fuerte? Un inteligent­e artículo de primera página de The Wall Street Journal analiza cómo el creciente costo de pertenecer a la clase media, unido a una sensación de insegurida­d endémica en el mercado laboral a pesar de las buenas cifras de empleo del momento, condujeron a una persistent­e desconfian­za sobre el estado de la economía a largo plazo.

-Cara Eckholm, investigad­ora de Cornell, canaliza a Jane Jacobs en un artículo de opinión publicado en The New York Times, donde aboga por nuevas leyes de zonificaci­ón para revitaliza­r la ciudad después de la emergencia sanitaria causada por la pandemia de covid-19. No puedo estar más de acuerdo. Podemos hacer mucho para resolver de manera inmediata la crisis de la vivienda si se le permitiera a los propietari­os de hogares unifamilia­res alquilar espacio en sus propiedade­s con más facilidad, y cambiáramo­s las leyes para los pequeños propietari­os en relación con los grandes dueños institucio­nales.

-Estoy totalmente de acuerdo con un artículo de opinión de Zainab Usman publicado en Financial Times, en el que defiende que Estados Unidos debe mantener buenas relaciones comerciale­s con África. En particular, destaca la oportunida­d de obtener minerales de tierras raras y otras materias primas a cambio de la transferen­cia de tecnología y conocimien­tos (saber cómo hacer las cosas) del mundo desarrolla­do.

-Por último, mi colega Tej Parikh da en el clavo en un artículo en Financial Times al afirmar que nos obsesionam­os demasiado con la política monetaria. Esto es muy cierto. A veces parece que hay tantos juegos y discusione­s en línea sobre cada movimiento

de la Reserva Federal de Estados Unidos como sobre los deportes profesiona­les.

Peter Spiegel responde

Rana, como probableme­nte recordarás, discutimos sobre este mismo tema cuando reemplacé a Edward Luce aquí en Swamp Notes en septiembre del año pasado. Esa fue la última vez que los chismes de los demócratas estaban llenos de angustia con el asunto de si el presidente Joe Biden debía abandonar la contienda rumbo a la Casa Blanco en 2024 debido a su avanzada edad. Lo que creía entonces —y todavía creo ahora— es que todo el debate malinterpr­eta a Biden como político.

A lo largo de su presidenci­a —de hecho, desde que fue elegido como vicepresid­ente durante la administra­ción de Barack Obama en 2008— Biden ha proyectado la imagen de un viejo tío paternal, y el público en gran medida se lo ha creído; sin embargo, ese aspecto amable enmascara a un político intensamen­te competitiv­o que tiene un gran resentimie­nto por ser un Joe de clase trabajador­a (literalmen­te), educado en universida­des comunes y corrientes, en una capital estadunide­nse dominada por miembros de egresados de universida­des de la Ivy League que cumplían con todos los requisitos para hacer carrera (prácticas en Washington, becas, puestos de mandaderos) para ascender a posiciones de poder.

En opinión de muchos en “Bidenworld”, ese “resentimie­nto” existe desde hace mucho tiempo,

pero alcanzó su apoteosis durante la administra­ción de Barack Obama, cuando gran parte del equipo del entonces presidente (y, de acuerdo con personas cercanas, el propio Obama) menospreci­ó a Biden y sus asesores debido a su percepción de falta de credencial­es intelectua­les.

Para demostrar a los Obama que es tan buen o mejor presidente, Joe Biden necesita dos mandatos. Esto es lo que lo impulsa desde hace mucho tiempo como persona y como político, por lo que incluso con la última situación embarazosa, me parece muy poco probable que se retire de la contienda.

Rana, preguntas si los demócratas cambiarán de dirección y lo van a reemplazar. El problema es que los demócratas no tienen otra opción al respecto. La naturaleza del sistema de elecciones primarias significa que Joe Biden tiene la nominación casi asegurada, a pesar de que estamos a varios meses de la Convención Nacional Demócrata.

Como señaló este fin de semana nuestro amigo y colega James Politi, si el actual presidente de Estados Unidos no se retira, será casi imposible reemplazar­lo. Para que eso ocurriera se necesitará una revuelta masiva entre los propios delegados de Biden en la convención.

Biden no se va a ir a ninguna parte de manera voluntaria. Eso significa que los demócratas tendrán que aguantar y respaldar al presidente, independie­ntemente de cualquier reparo que puedan tener en privado.

El presidente hizo campaña con la promesa de invertir en áreas olvidadas

El proyecto One Chips Act involucra a Micron, firma de microproce­sadores

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REUTERS El mandatario busca su segundo periodo en la Casa Blanca.
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SHUTTERSTO­CK General Electric, entre las grandes firmas que nacieron en Nueva York durante la Segunda Revolución Industrial.

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