Transformando realidades: educación como motor de cambio
La brecha en la educación superior en México es un desafío complejo que refleja no solo desigualdades económicas y sociales arraigadas, sino también deficiencias estructurales en el sistema educativo.
A nivel profesional, estas disparidades se hacen especialmente evidentes, impactando en la vida individual de los trabajadores y en el desarrollo económico y social del país.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi): en México solo alrededor del 22% de la población de 25 a 64 años ha completado sus estudios en educación superior.
Si comparamos estas cifras con las de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde el 38% concluyó su educación a este mismo nivel, se puede vislumbrar una brecha significativa en el acceso a la educación superior en comparación con otros países desarrollados, lo que pone de relieve la urgencia de abordar esta problemática de manera integral.
Si contextualizamos esta realidad en nuestro país y retomamos cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) podemos determinar que el 43% de los jóvenes de 18 a 22 años no estudia, lo preocupante es que una de las principales razones por lo cual no lo hacen es por la falta de recursos.
Esta situación perpetúa un ciclo de desigualdad, donde aquellos que tienen acceso a la educación superior cuentan con más oportunidades de acceder a empleos mejor remunerados y, por lo tanto, a una mejor calidad de vida, mientras que aquellos que no pueden costearla quedan rezagados en términos de desarrollo académico y en oportunidades laborales.
A nivel macro existen otros desafíos que afectan el acceso a la educación superior en México, como la falta de infraestructura educativa adecuada en zonas rurales y la falta de orientación vocacional y apoyo académico para los estudiantes de bajos recursos.
En este contexto, iniciativas como el programa Líderes del Mañana del Tecnológico de Monterrey son fundamentales para cerrar la brecha en la educación superior y promover la equidad, la inclusión y la movilidad social.
Además de proporcionar apoyo financiero a los estudiantes, el programa también les ofrece mentoría, orientación y oportunidades de desarrollo profesional, lo que les permite alcanzar su máximo potencial y convertirse en agentes de cambio en sus comunidades y en la sociedad. La inversión para becar a cientos de alumnos es un paso significativo en la dirección correcta, pero es importante destacar que este es solo el comienzo.
Cerrar la brecha en educación superior en México es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y colaborativo por parte de todos los actores involucrados. Es necesario seguir trabajando para garantizar que todos los jóvenes mexicanos tengan acceso a una educación de calidad y a las mismas oportunidades de desarrollo personal y profesional.
Cerrar la brecha en educación superior en México es un desafío complejo que requiere un enfoque integral