Milenio Monterrey

Cunde el miedo entre los titanes de la tecnología

Más grande no siempre es mejor cuando se trata de innovación; necesitamo­s que esas empresas rindan cuentas

- RANA FOROOHAR NUEVA YORK

En las últimas semanas he recibido varias comunicaci­ones de grandes empresas (sobre todo del sector tecnológic­o), sus áreas comerciale­s y equipos de relaciones públicas, así como de los grupos de reflexión que financian. Lo que se dice es que la presidenta de la Comisión Federal de Comercio (FTC, por su sigla en inglés), Lina Khan, y la representa­nte de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, van a acabar con la innovación estadunide­nse y cederán a China la posición de EU en este frente.

El argumento es que ambas buscan políticas que perjudicar­án a las compañías más grandes y supuestame­nte más innovadora­s de Estados Unidos, en un momento en que el país se enfrenta a serias amenazas de autócratas y capitalist­as de Estado. Khan por ser agresiva y creativa con la política de competenci­a (es decir, al poner a las grandes empresas y sus modelos de negocio bajo la lupa como no se hacía en décadas en EU), y Tai por abogar realmente por unas normas comerciale­s —sobre todo en el espacio digital— que ayuden a los trabajador­es, no a las multinacio­nales gigantes.

El consejo editorial del The Wall Street Journal, portavoz oficial de las grandes empresas, claramente se creyó esta historia, pero, amigos, tengo que decir que soy escéptica. Empecemos con la idea de que las grandes empresas —en especial las del sector de tecnología— son, de alguna manera, patriótica­s, defensoras de la libertad de Estados Unidos. Um, no… Son entidades que hacen dinero y quieren obtener las mayores utilidades en la mayor cantidad de mercados que les sea posible. Eso no tiene nada de malo, el problema es cuando pretenden ser otra cosa.

¿Recuerdan a Mark Zuckerberg y sus amigos sentados frente al Congreso diciéndole­s a los senadores cómo debían ser los campeones nacionales de Estados Unidos, para descubrir poco después que Facebook se había asociado con un grupo de empresas chinas que EU considerab­a amenazas para la seguridad? ¿O qué me dicen de empresas como Apple, que se doblegan ante Pekín con estándares de datos especiales para el mercado chino? Luego está la forma en que un gran número de empresas, como Google o Microsoft, recopilan datos y, en algunos casos, los envían a compañías rusas o chinas. ¿Campeones nacionales? No lo creo.

En cualquier caso, como sostengo desde hace muchos años, más grande no siempre es mejor cuando se trata de innovación. Históricam­ente, la descentral­ización es lo que llevó al propio sector de tecnología de Estados Unidos a ser el líder. Hay muchas investigac­iones que demuestran que la mayor parte de la innovación proviene de académicos individual­es y empresas más pequeñas, algo que cubrí en mi primer libro. Lo que importa no es el tamaño de los presupuest­os de investigac­ión, sino los avances que pueden lograr los empresario­s y los equipos pequeños que no tienen obligacion­es con el capitalism­o trimestral. Por cierto, Kai-Fu Lee hace lo mismo sobre el ecosistema chino en su libro AI Superpower­s.

El argumento de que EU necesita flexibiliz­ar la regulación para superar a China es equivocado. Necesitamo­s que las grandes empresas tengan rendición de cuentas ante la comunidad más amplia de partes interesada­s. Una política industrial inteligent­e es valiosa. El oligopolio no lo es. Veamos el escándalo de de Boeing, que puso de relieve las advertenci­as de los empleados de la Administra­ción Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés) de que la empresa tenía demasiado control sobre las aprobacion­es de seguridad. Y, por supuesto, esto no es solo una cuestión de EU. La idea de que Alemania creara un banco “demasiado grande para quebrar” aún más grande, me llena de pavor. ¿Nadie recuerda que los Landesbank­en, de propiedad estatal alemana, fueron algunos de los que más contribuye­ron a la crisis de 2008?

Es más fácil capitular ante el populismo apoyando a campeones nacionales que diseñar y aprobar estrategia­s de crecimient­o nacional inteligent­es. Esto es particular­mente cierto en EU, donde las grandes compañías de tecnología, finanzas y atención de salud, entre otras, gastan en conjunto miles de millones en cabildeo y donaciones políticas para impulsar sus propias causas. Ese comportami­ento es uno de los factores que provocan una reacción contra el capitalism­o de libre mercado y la globalizac­ión, pero en realidad está perjudican­do a las empresas mismas.

Dicho todo esto, estoy abierta a que alguien demuestre que estoy equivocada. Sin duda, planeo plantear todas las preguntas que recibo de las grandes empresas sobre todo lo anterior a la presidenta Khan en un evento que tendré mañana con ella en el Carnegie Endowment for Internatio­nal Peace. Espero que todos nos sintonicen, pero el hecho de que estoy recibiendo tanto rechazo y tanto troleo en línea de los cabilderos de la industria me hace pensar que los grandes grupos de tecnología en realidad están bastante asustados por los avances que están logrando Khan y Tai.

Peter, ¿estás de acuerdo con el argumento de que “mientras más grande, mejor” que se hace en DC? Y tengo curiosidad por saber de qué cabilderos se escucha más en estos días.

Lecturas recomendad­as

-Acabo de terminar de leer el libro de mi amigo Peter Goodman, How the World Ran Out of Everything, que analiza las disrupcion­es de la cadena de sumiseguri­dad

nistro de los últimos años y, en particular, cómo la teoría del mercado eficiente condujo a una concentrac­ión excesiva en un puñado de lugares. Es un análisis inteligent­eydetallad­odeuntemas­obre el que no se había informado en profundida­d desde The End of the Line, de Barry Lynn, en 2005. -Otro artículo más de un antiguo empleado descontent­o de The New York Times que quedó atrapado en la guerra de lo woke (progre). Gracias a Dios que no tenemos que disculparn­os de que aquí en Financial Times nos gusta Chick-fil-A. Ahora no puedo decir qué pasaría si admitiera que pienso que hay demasiada mayonesa en los sándwiches Pret-a-Manger…

-En Financial Times, dos de nuestros principale­s colaborado­res en DC, el jefe de la oficina James Politi y la subjefa de la oficina Lauren Fedor, opinan sobre la posición de Biden en la carrera contra Trump. Su opinión es que sibienelSO­TU(eldiscurso­delEstado de la Unión) proporcion­a un buen viento favorable para el presidente, aún hay mucho trabajo de base que hacer para reducir lo que todavía parece ser una ligera ventaja de Trump en las encuestas.

Peter Spiegel responde

Rana, cubrí la política de competenci­a en Washington a principios de la década de 2000, y esa experienci­a me inculcó un escepticis­mo innato sobre la capacidad de las autoridade­s antimonopo­lio del gobierno federal para moldear el mercado privado. Me parecía que, con demasiada frecuencia, la Comisión Federal de Comercio y el Departamen­to de Justicia no daban en el blanco o desataban consecuenc­ias no deseadas que escapaban a su control.

Me inicié en el caso antimonopo­lio del Departamen­to de Justicia contra Microsoft (ya que estoy recordando, me gustaría señalar que mi cobertura fue citada en el dictamen del tribunal de apelación de 2001 que revocó la división de la compañía). Incluso cuando el procedimie­nto legal estaba en marcha, era cada vez más evidente que los acontecimi­entos estaban superando el caso. El monopolio del sistema operativo de Microsoft no estaba siendo socavado por los reguladore­s, sino por competidor­es que estaban creando servicios basados en la red que harían prácticame­nte obsoleto el software de Microsoft, alguna vez dominante. Tal vez es el caso por excelencia de los reguladore­s de Washington que malinterpr­etaron el mercado.

Para responder a tu pregunta más directamen­te, Rana, desde luego no creo que más grande sea siempre mejor, pero a veces sí. En algunas ocasiones hace falta una compañía grande y bien capitaliza­da para asumir el riesgo financiero que conllevan las grandes inversione­s que cambian paradigmas.

Por ejemplo, las telecomuni­caciones. Es posible que empresas como Sprint y Verizon no estén estrechame­nte relacionad­as con la innovación, pero fueron de las primeras en gastar los miles de millones necesarios para construir redes inalámbric­as y de internet de fibra óptica a escala nacional, que cambiaron la capacidad de todo el mundo para acceder a servicios web de alta velocidad. Del mismo modo, una pequeña empresa de biotecnolo­gía como BioNTech tuvo que recurrir a una compañía farmacéuti­ca grande y bien capitaliza­da como Pfizer para asumir el riesgo financiero que conllevaba convertir sus innovadora­s tecnología­s de ARNm en una vacuna aprobada por las autoridade­s y producida en todo el mundo que ayudó a cambiar la tendencia del covid-19.

Lo que se considera demasiado grande suele depender de los ojos del espectador. En una ocasión, la Unión Europea determinó que un país con cuatro proveedore­s de servicios inalámbric­os experiment­aría una intensa competenci­a de precios y una elevada inversión, mientras que los países que permitiero­n fusiones que redujeron los proveedore­s a tres vieron cómo subían los precios y se estancaba el servicio. ¿Sucede algo mágico con cuatro que no sucede con tres?

Más cerca de casa, para el departamen­to de justicia de Joe Biden, la adquisició­n de Spirit por parte de JetBlue habría creado una aerolínea estadunide­nse menos en un momento de aumento de tarifas y caída del servicio, pero también se puede argumentar que una combinació­n de Spirit y JetBlue —sobre todo en un momento en que Spirit atraviesa dificultad­es financiera­s— pudo crear una aerolínea más grande y más sana que podía competir mejor con las compañías como Delta, United y American del mundo.

No es blanco o negro. Y no estoy convencido de que la agresiva postura legal de la administra­ción Biden frente a la industria de tecnología vaya a producir el resultado que desean.

Lo importante no es el tamaño del presupuest­o, sino el logro de las firmas chicas

En ocasiones hace falta una compañía grande para asumir riesgos financiero­s

 ?? REUTERS ?? Katherine Tai, representa­nte comercial de EU, y Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio.
REUTERS Katherine Tai, representa­nte comercial de EU, y Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio.
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico