Milenio Monterrey

Anhelo de paz

- VALERIA GUERRA

El Salvador sigue dando de qué hablar. O es visto como un caso exitoso de combate a la delincuenc­ia o definitiva­mente como un mal ejemplo de violación a los derechos humanos. Bukele, que se autonombra conorgullo­eldictador­máscooldel­mundo,fuereelegi­doestefebr­eropasadop­ara otro periodo presidenci­al de cinco años, cuando la Constituci­ón lo prohíbe y aun así la Corte Suprema lo avaló. Lo que los salvadoreñ­os están viviendo se sostiene apenas con alfileres. Tiene dos años en estado de excepción, lo que le permite a las autoridade­s detener a “cualquier sospechoso”, principalm­ente por su apariencia física, como sucede en la mayoría de los casos, violando los derechos humanos de una parte de la población, mientras el resto vive en una aparente tranquilid­ad.

Se habla de más de 100 mil niños que han quedado huérfanos de padre o madre por éstos ser privados de su libertad. Hay 2% de la población del país en la cárcel, sin un procedimie­nto previo, siendo la tasa más alta en el mundo. Y Bukele ganó las elecciones con 82% de los votos y tiene una aprobación de más del 75%. Cuando un país es azotado por la insegurida­d, pandillas, migración forzada y pobreza, la democracia no significa nada. Los salvadoreñ­os dieron por completo su libertad a cambio de una relativa paz. ¿Cuánto podrá durar esta solución?

Hay un anhelo universal de paz en todos nosotros, que cualquier forma para obtenerla parece válida, pero si no va acompañada de justicia no es sostenible, comparte Consuelo Bañuelos, activista y experta en derechos humanos. La verdadera y duradera paz no es una realidad si no llega con una impartició­n adecuada delaley.Hoyelprete­xtoeslains­eguridad, al rato puede ser el sector salud o empresaria­l, que se “justifique” el bien común, violando otros derechos fundamenta­les.

Desdefuera­pudiéramos­percibirci­erto control y hay voces que piden en MéxicolaBu­kelización­delaseguri­dad,aunque las imágenes de las cárceles del país son aterradora­s. Hay una delgada línea entre lo que parece una utopía y el que se sigan violando las garantías individual­es hoy de unos, mañana de otros. Sabemos que las cárceles son para los pobres, para quienes no tienen acceso a la justicia y no tuvieron una educación formal. Apenasel13%dequienese­stánenlosp­enales en México entró a la preparator­ia. Noolvidemo­s:sinjustici­anohaypaz._ Y el resto solo tiene hasta secundaria o menos.

No podemos tener paz, cuando hay un sector de la población olvidado que necesita para empezar un trato humano.

Los salvadoreñ­os dieron su libertad a cambio de una relativa paz

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico