Camino a la frontera chica
Las declaraciones de las autoridades estatales, asegurando que viajar por carretera en Tamaulipas es seguro, suenan no solo incongruentes, sino también insensibles
La violencia arrecia en la puerta trasera de la frontera chica, la violencia en carne propia. No puedo más que expresar mi profundaindignaciónyescepticismo ante las recientes declaraciones del secretario de Seguridad Pública de Tamaulipas, Sergio Hernando Chávez García, quien afirma que es seguro viajar por las carreteras del estado vecino, tanto de día como de noche. Este comentario no solo contradice la realidad vivida por innumerables viajeros y residentes de la región,sinoquetambiénminimizalasexperiencias de quienes hemos sido directamente afectados por la inseguridad en estas rutas.
A plena luz del día, a unos cuantos metros del puesto de revisión militar, decenas de vehículos detuvieron intempestivamente su paso hacia la frontera chica, víctimas en su mayoría, de estrellas poncha-llantas, de esas que el secretario deSeguridaddicequenohayenlascarreteras. No hay explicación oficial de violencia permanente en las rúas, solo el recuento del daño material y nerviosismo de quienes lo padecen.
Usuarios de redes sociales y medios locales han informado de la imperante preocupación que dejan a su paso grupos criminalesenlarutaentreVictoriayMatamoros,Monterrey-Reynosa,ReynosaMatamoros, además de otros puntos de la región. En este año hemos reporteado que los criminales bloquearon las ciudades fronterizas.
Las movilizaciones son cosas que sí ocurren.Losgruposdelincuencialesoperando en la zona han recurrido a tácticas intimidantes no solo dañando vehículos y afectando la integridad física de las personas, sino sembrando un profundo terror entre turistas y residentes locales porigual.Estosactosnosolorepresentan un riesgo directo para quienes transitan por esta ruta, sino que también envían un mensaje preocupante sobre el control territorial y la capacidad del Estado para asegurar una de sus arterias viales más importantes.
Cabe recordar que hace menos de un mes, los transportistas de diferentes ramosiniciaronotroparodelaboresendistintas carreteras en demanda de seguridad; ellos que padecen cotidianamente asaltos violentos y extorsiones.
Frente a este panorama, las declaraciones de las autoridades estatales, asegurando que viajar por carretera en Tamaulipas es seguro, suenan no solo incongruentes, sino también insensibles ante el miedo palpable de quienes deben enfrentarse a estos peligros en su día a día o en sus viajes.
Si bien es cierto que la seguridad ha sidoundesafíoconstanteenmuchasregiones de México, minimizar la gravedad de la situación o sugerir que las medidas actuales son suficientes para proteger a los ciudadanos y visitantes es, en el mejor de los casos, un desvío de la realidad.
Estadiscrepanciaentrelasdeclaraciones oficiales y la realidad experimentada por los viajeros pone de manifiesto la necesidad de una estrategia más transparente y efectiva en materia de seguridad vial.Nobastaconpatrullajesesporádicos o campañas de relaciones públicas; se requiere de una acción decidida que aborde tanto las manifestaciones de violencia en las carreteras como sus causas subyacentes.
Esto incluye no solo una mayor presencia de fuerzas de seguridad bien equipadas y entrenadas, sino también iniciativasqueataquenlasraíceseconómicasy sociales del crimen organizado.
La realidad en el terreno es un recordatorio constante de que estamos lejos de alcanzar una verdadera seguridad en nuestras carreteras. Las acciones y estrategias de seguridad deben ser revisadas y reforzadas, no solo con palabras y promesas, sino con acciones concretas que efectivamente protejan a los viajeros de la violencia y la criminalidad que asolan estas rutas; es fundamental fomentar una comunicación más honesta y abierta con la población. Las autoridades deben reconocer la gravedad de la situación y trabajar de la mano con las comunidades para generar estrategias que restablezcan la seguridad.
La violencia en la frontera de Tamaulipaseshabitual.Diferentesorganizaciones son capacitadas para controlar economías irregulares. No es solo el combustible, la droga, la trata de migrantes, el controldelafrontera,susrecursossedan de a poquito, cobrando extorsiones en forma de permisos de tránsito, vendiendo un pase o inclusive neumáticos.
Deben trabajar con las comunidades para generar estrategias que restablezcan la seguridad