Milenio Monterrey

Cambio de rumbo de Intel, un largo camino para la inversión

Recuperar el terreno perdido nunca es fácil; la firma se apresura a pasar por cinco “nodos” de fabricació­n de chips en cuatro años, la mitad del tiempo requerido

- RICHARD WATERS Lea el artículo completo en: milenio.com/negocios

¿Intel está en medio de uno de los mayores cambios de rumbo de la historia empresaria­l? ¿O es que Washington­secomprome­tióainvert­ir decenas de miles de millones de dólares en una empresa en decadencia, en un vano intento de recuperar el liderazgo mundial en la fabricació­n de chips?

La magnitud de la apuesta de Estados Unidos quedó al descubiert­o esta semana, cuando Intel dio a conocer lo grande que es el agujero en el que se encuentra la parte de fabricació­n de su negocio. De no haber sido por un cambio en sus políticas de depreciaci­ón, habría registrado el año pasado unas asombrosas pérdidas de 11 mil 200 millones de dólares en fabricació­n sobre ventas de 18 mil 900 millones. Incluso después de ampliar la vida útil de algunos de sus equipos de producción de cinco a ocho años, aún le quedaban casi 7 mil millones de dólares de números rojos.

Sin embargo, esto ni siquiera es lo peor. La compañía predice que sus pérdidas de fabricació­n alcanzarán su punto más bajo este año, antes de una lenta recuperaci­ón. Sus acciones, ya maltrechas, cayeron otro 8 por ciento.

Esto nunca iba a ser un cambio de rumbo rápido o fácil. Mientras recupera el terreno perdido, Intel se apresura a pasar por cinco “nodos” de fabricació­n, o nuevas tecnología­sdeproceso,ensolocuat­ro años, la mitad del tiempo que tardaría normalment­e. Esto cargó a esa división con enormes costos iniciales para cada generación de tecnología sin darle tiempo para alcanzar la producción en volumen, cuando aparecen márgenes de utilidades saludables.

La buena noticia es que, casi tres años después, las cosas van por buen camino. Esto no es poca cosa: después de una década perdida en la que dilapidó su liderazgo en la fabricació­n de chips, Intel tiene posibilida­des reales de volver a la paridad con sus rivales TSMC y Samsung.

El mensaje de Intel esta semana fue que las cosas van a tardar aún más de lo que muchos esperaban, y el rechazo del mercado de valores es una señal inquietant­e. Se suponía que la separación de los resultados financiero­s de su división de fabricació­n debía ser un hito importante, iba a darle confianza a Wall Street de que sus negocios de fabricació­n y diseño de chips ahora se manejan de forma independie­nte, aumentando la presión sobre cada uno para que funcionen.

Los nodos de proceso más nuevos requieren una inversión cada vez mayor, lo que significa volúmenes de producción cada vez más grandes para hacerlos económicam­ente viables. EU respalda a Intel porque considera que el nuevo negocio de fundición de la empresa —fabricar chips por encargo de otras firmas, no solo según los propios diseños de Intel— es un importante activo nacional, pero los largos ciclos de productos en la industria de chips significan que van a tardar años para atraer nuevos clientes.

Apoyar a Intel para que se convierta en el campeón estadunide­nse de la fabricació­n de chips tal vez fue la decisión correcta desde el punto de vista de la seguridad nacional y económica, pero las futuras administra­ciones de Washington van a conocer todos los costos de esa decisión.

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KEVIN LAMARQUE/REUTERS Muestran chips al presidente Joe Biden mientras recorre el Campus Intel Ocotillo, en Arizona.

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